Hace ya un tiempo que la vaporización de las flores de cannabis es una práctica común en nuestro entorno. Es verdad cada vez hay más y más opciones para vaporizar marihuana. Por ello, en este artículo ahondaremos en las posibles ventajas de vaporizar los cannabinoides en vez de combustionarlos.
¿Vapear o Vaporizar?
Los términos 'vapear' y 'vaporizar' suelen utilizarse indistintamente, dependiendo de con quién estés hablando. 'Vapear' es un concepto mucho más amplio que abarca también el término 'vaporizar'. Sin embargo, suele estar más asociado a los vaporizadores del tipo cigarrillo electrónico. Este post analiza en qué consiste la vaporización de cogollos puesto que, a día de hoy, es el modo más fácil de consumir marihuana. La verdadera definición del término 'vaporización' es la conversión de un elemento o compuesto liquido en vapor; término que también ha sido adoptado para referirse a la conversión de cannabinoides en vapor. En cualquier caso, el producto final será en forma de vapor y no en forma de humo, que es un derivado de la combustión de materia vegetal.
Combustión
Cuando damos fuego al cannabis de un porro o de un bong, lo llevamos a una temperatura de unos 600°C como mínimo. El proceso de combustión puede ser bastante complejo, pero intentaremos explicarlo de manera simple: se trata de un proceso en el que una sustancia química reacciona rápidamente con oxígeno produciendo calor y luz. En este caso, podríamos decir que la sustancia es la marihuana y la fuente de oxígeno, la llama. Al encender un porro, se liberan todos los cannabinoides de golpe, por lo que la calada se vuelve más intensa. Desgraciadamente, a lo que en realidad estamos dando fuego es a los numerosos cannabinoides y terpenos de la marihuana que podrían sernos de gran utilidad. Por ello, el 88 % del humo procedente del cannabis quemado no posee cannabinoides. La naturaleza de la combustión nos lleva a pensar que el humo del cannabis posee componentes cancerígenos muy parecidos a los del humo producido por el tabaco.
Es sabido por todos que fumar no es la mejor, ni más saludable manera de consumir marihuana. Culturalmente, sin embargo, el hábito de fumar está muy extendido. Los porros, los petas y los bongs forman ya parte de la historia y cultura del ser humano. Antes del siglo XXI, nuestros predecesores ya fumaban o ingerían marihuana. Hoy en día, son múltiples las razones por las que la gente decide fumar: el entorno social, la facilidad de uso, la necesidad de sentir un alivio rápido o el mero hecho de disfrutar de un clásico porro.
¿Por qué vaporizar cannabis es diferente?
Para los que buscamos una opción mucho más saludable o una experiencia diferente al colocarnos/medicarnos, la vaporización es el método ideal. La temperatura necesaria para que los cannabinoides empiecen a vaporizarse es de 145-210°C. Cuando un vaporizador quema cogollos de cannabis triturados a este tipo de temperaturas, el usuario siente una amplia gama de cannabinoides y terpenos que normalmente se destruyen cuando hay combustión. Poder ajustar la temperatura del vaporizador permite disfrutar de una experiencia completa ya que cada cannabinoide y terpeno tiene un punto de ebullición diferente. Además, es más fácil tener todo bajo control.
Temperaturas ideales
La temperatura controla la intensidad de la variedad. Cuando vaporizamos a altas temperaturas, el efecto tiende a ser más sedativo y potente, más adecuado para aliviar dolores o trastornos de sueño. Las temperaturas más bajas permiten disfrutar de un efecto más cerebral que puede ayudar a desarrollar la creatividad así como a controlar la ansiedad. A temperaturas de 150°C o más, podrás saborear una gran variedad de terpenos y flavonoides. Sin embargo, es a temperaturas bajas cuando los sabores y aromas de la marihuana se disfrutan con mayor intensidad. Aun así, lo que recomendamos es ir probando poco a poco los diferentes puntos de ebullición de los cannabinoides hasta llegar a 210°C. Al superar esa temperatura, se liberan otros cannabinoides que normalmente aparecen a temperaturas cercanas a la combustión.
Es importante señalar que la temperatura ideal para vaporizar marihuana suele ser de 170°C. En ese momento, la mezcla de terpenos y cannabinoides produce el efecto séquito o "entourage effect".
Eficiencia
La vaporización es también un método capaz de liberar cannabinoides de manera muy eficiente. De hecho, un vaporizador de calidad puede liberar en forma de vapor el 95 % de los cannabinoides presentes en la material vegetal. Comparado con fumar, el porcentaje de cannabinoides y terpenoides liberados es, sin duda alguna, muchísimo más alto. Por ello, no necesitarás usar tanta marihuana para colocarte y la compra de un vaporizador supondrá un claro ahorro a largo plazo. Si no se alcanza la temperatura de combustión (222°C o superior), no se desperdicia prácticamente nada de la flor. Sabrás cuándo el cogollo ya no puede vaporizarse más, cuando alcances altas temperaturas y la marihuana se vuelva marrón y comience a oler a palomita quemada.
Como el vapor no posee ningún tipo de substancia tóxica procedente de la quema de la materia vegetal, los riesgos para la salud se reducen de manera significativa. Por ejemplo, fumar sería contraproducente para los usuarios con problemas respiratorios. El vapor es también más discreto que el humo, lo que lo hace más adecuado para el consumo en público. Con esto, se destruyen numerosos estigmas sociales entorno al cannabis ya que, por lo general, su intenso aroma al ser fumado no suele verse con buenos ojos.
Vaporización de hierba seca
Los vaporizadores de hierba seca son bastante parecidos a los ordenadores y a los portátiles. Por un lado, existen los vaporizadores, digamos, de sobremesa que requieren de una fuente de energía y, por otro, vaporizadores portátiles que te permiten vaporizar sobre la marcha. Los pros y los contras son similares a los que ambos tipos de ordenador nos plantean: es más fácil controlar el funcionamiento de un vaporizador de sobremesa pero te limita a estar conectado a una fuente de energía. Aunque los vaporizadores portátiles son menos funcionales, normalmente cuestan menos y dan mucha más libertad.
Beneficios de la vaporización de marihuana
- Podrás disfrutar de terpenoides y cannabinoides que solo se liberan a bajas temperaturas.
- Vaporizar preserva los contenidos de THC y, además, se puede disfrutar del 95 % de los cannabinoides. Así se aprovecha el cogollo al máximo.
- El 88 % del humo producido por la combustión de porros de marihuana no presenta cannabinoides.
- Vapor = no hay sustancias dañinas, tóxicas o cancerígenas.
- La inhalación de la materia vegetal quemada causa problemas respiratorios que la vaporización no.
Reflexión final
Hemos recorrido un largo camino y, hoy en día, tenemos a nuestra disposición no solo una gran variedad de métodos de vaporización sino también diferentes modos de procesar la marihuana (aceites, rosin, shatter…). Todo ello nos ha abierto las puertas a un nuevo mundo de vaporización. Una advertencia: la calidad de las flores que vaporices tendrá un efecto directo en los beneficios y en la experiencia.
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