El cultivo de cannabis orgánico está ganando terreno. Esta práctica implica hacer un uso sostenible de los recursos, utilizar materiales que respeten el medio ambiente y evitar todo tipo de sustancias químicas sintéticas. Con los trucos adecuados y conociendo bien una serie de estrategias, puedes generar un producto de gran calidad y con un rendimiento que no tendrá nada que envidiar al que se obtiene en los cultivos convencionales.
Ya sea por moda, 'marketing' o por una verdadera preocupación por el medio ambiente, los productos orgánicos están cada vez más presentes en nuestra vida. El mundo del cannabis no se mantiene ajeno a ello, y el cultivo orgánico de esta planta tiene cada vez más adeptos. Si tienes interés en cultivar tu marihuana desde una perspectiva orgánica, aquí te ofrecemos algunos consejos que pueden ser útiles.
Luz sostenible y muy barata
Desde un punto de vista sostenible, lo más adecuado es el cultivo de exterior, para aprovechar los recursos naturales. El sol es el principal foco de luz y de calor, es totalmente gratuito y puedes usarlo sin ningún tipo de restricción, más allá de los límites climatológicos. Si no dispones de un terreno abierto en el campo, la mejor alternativa es utilizar la terraza o el balcón, pero siempre con las cautelas necesarias para prevenir problemas.
Si, a pesar de todo, tienes que cultivar en interior, existen múltiples herramientas para que el consumo de recursos sea lo más eficiente posible. Utilizar lámparas adecuadas, con la potencia justa a cada momento del desarrollo, es lo primero que debes hacer.
Por ejemplo, utilizar luces led: consumen un 50 % menos de energía y las lámparas no se calientan tanto. El uso de reflectores también será de gran ayuda y evitará que la luz se desperdicie lo más mínimo. Además, existen una serie de técnicas de cultivo mediante las cuales se modifica la estructura de las plantas para que la luz llegue por igual a todas partes (o bien se aproveche más el espacio) como son la Sea of Green (SOG), Screen of Green (SCROG) o Low Stress Training (LST).
El agua es un bien escaso
A la hora de racionar el agua, hay que ser conscientes de las necesidades de líquido que tiene cada variedad. Si vivimos en una zona seca deberíamos olvidarnos de aquellas que precisan de mucho H2O; en estos casos debemos optar por genéticas como por ejemplo las Kush, acostumbradas a la sequía por su ascendencia afgana. Del mismo modo, influye mucho la manera de regar: lo ideal sería usar goteo o una regadera, que nos permite distribuir el agua allí donde queremos, en vez de utilizar técnicas como el riego por inundación.
Además, el uso de un mantillo natural o de piedras alrededor de la planta pueden ayudar a que el agua se mantengan al suelo. Si tenemos varias plantas, para evitar la vaporización también es recomendable regar de noche o al atardecer.
El sustrato orgánico y reciclado sienta mejor
La calidad del suelo influye de forma decisiva en el desarrollo de la planta, en su salud y en la producción final. Los avances técnicos de los dos últimos siglos han influido negativamente en la calidad y fertilidad del suelo por el uso productos químicos y de la agricultura intensiva.
Pero al igual que los avances técnicos han generado impactos negativos, también han aparecido posibilidades de revertir esta situación. Muchos cannabicultores han aceptado esta premisa y han optado por utilizar un sustrato totalmente orgánico que permite unos cultivos de gran calidad: el sustrato vivo orgánico reciclado (ROLS).
Para conseguir tu sustrato orgánico reciclado bastará con seguir algunas sencillas indicaciones. El primer paso será conseguir una tierra de una calidad aceptable. El segundo consistirá en iniciar el proceso de compostaje, para lo cual podrás utilizar restos de materia orgánica, como comida o restos de plantas. En el tercero, los microorganismos se encargarán de descomponerlo. Por último, cuando haya pasado un tiempo prudencial, solo tendrás que añadir el compost a tus plantas.
Si no es suficiente, utiliza nutrientes
Si consigues un suelo orgánico de calidad, es posible que no haga falta añadir ningún tipo de suplemento ni abonos. A pesar de todo, si los necesitas, existe una amplia gama de productos orgánicos que te echarán una mano. Por ejemplo, una opción es el té de compost, que, entre otras ventajas, fomenta los microorganismos del suelo y ayuda a prevenir enfermedades.
Otra forma de buscar nutrientes es cultivar alrededor del cannabis plantas que los aporten. Por ejemplo, la camomila da minerales. La borraja también, además de ayudar a regenerar el suelo. Por su parte, los tréboles transportan dichos nutrientes del suelo a la superficie, al tiempo que frenan la evaporación y la erosión. También hay cultivos que se pueden alternar en rotación con el de la marihuana, como la alfalfa y las judías y otras plantas leguminosas, que suministran mucho nitrógeno.
Contra las plagas, remedios naturales
En la lucha contra las plagas es común utilizar productos químicos para acabar con ellas. Es cierto que, en ocasiones, puede ser útil; pero en la mayoría de casos, la lucha contra las plagas puede ser efectiva mediante fórmulas menos agresivas y respetuosas con el entorno.
Por ejemplo, si el cultivo está siendo atacado por una plaga de microácaros, el aceite de Neem es una de las armas más eficaces. Lo puedes conseguir en cualquier tienda de cultivo o de jardinería. Es un producto natural, pero más fuerte, por lo que puede dejar un sabor desagradable si lo aplicas directamente sobre las hojas. Si identificas una plaga, pero la situación no es grave, aplícalo una sola vez y observa durante un par de días si hay resultados.
Busca aliados: los enemigos de tus enemigos son tus amigos
En pleno debate sobre el uso y efecto de los pesticidas, atacar a las plagas utilizando otros insectos es un método seguro y limpio, con la condición de aplicarlo a tiempo. No dañan el medio ambiente, la calidad del agua, ni las cosechas. Su único inconveniente es que no se trata de un método rápido, hay que tener paciencia, y que hay que comenzar antes de la floración, porque después será demasiado tarde.
Entre las especies más indicadas para este cometido están las voraces mariquitas, acaros depredadores como el 'Phytoseiulus persimilis', los antocóridos (también conocidos como "chinches de las flores"), las crisopas (pueden comer hasta 60 moscas blancas y pulgones por hora), las avispas parasitarias o incluso las arañas, que comen toda clase de insectos.
También puedes atacar desde dentro
Otras opciones son los nematodos, microorganismos que viven naturalmente en el sustrato, con forma de gusano. Estos diminutos aliados son de gran ayuda contra una amplia variedad de plagas, como orugas, moscas del suelo, gusanos de la raíz, pulgas, punzones de las raíces, larvas de lepidópteros, insectos minadores, caracoles y babosas.
Los nematodos se pueden encontrar en el mercado en forma de gel, esponjas, arcilla y gránulos secos. Al aplicar los nematodos sobre las plantas afectadas, se introducirán en el interior de sus presas, alimentándose de sus entrañas y liberando una bacteria tóxica dentro del cuerpo que acabará por matarla en poco tiempo. Tras ello, el nematodo volverá al exterior y seguirá buscando otras víctimas.
Porque con la simbiosis, todos ganan
También puedes ayudarte de los hongos, unos organismos muy peculiares. Una de sus importantes funciones en los ecosistemas es la descomposición de organismos muertos y subproductos biológicos. Con esta acción, se liberan nutrientes que vuelven al ciclo vital. Las plantas pueden aliarse con ellos, de forma simbiótica, para aprovecharse estos nutrientes. Esta relación tiene como fruto las micorrizas. Si te interesa esta opción, puedes comprarlos solos u optar por fertilizantes ecológicos comerciales que ya los incluyen.
Como puedes comprobar, el cultivo orgánico es una labor sostenible y natural, en consonancia con el medioambiente y con aquellas prácticas naturales de nuestros ancestros. Y que no necesita de mucha inversión para obtener generosas cosechas de cannabis sin recurrir a componentes químicos y haciendo un uso responsable de los recursos, sin perder con ello ni un ápice de su sabor.
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