Hoy en día, Sherbinskis es el nombre que más resuena en la industria del cannabis, sus genéticas han dado la vuelta al mundo, se codea con artistas famosos e incluso ha realizado colaboraciones con grandes marcas de moda. ¿Pero quién era Sherbinskis antes de alcanzar la fama? ¿Sabías que mucho antes de convertirse en quien es hoy en día, fue músico, grower e incluso estuvo a punto de convertirse en predicador? En esta entrevista, Mario Guzmán, el hombre detrás de la marca, echa la mirada al pasado, presente y futuro, y nos explica cuáles son sus raíces, sus pasiones y su punto de vista sobre la industria del cannabis.
Tus genéticas son ya conocidas en todo el mundo. Cuando empezaste a cultivar, ¿soñaste con que algún día te convertirías en una persona tan famosa y con tanto éxito?
Nunca soñé con algo así. Esto supera cualquier sueño que haya tenido jamás. Sin embargo, tuve claro desde un principio que lo que tenía que hacer era trabajar. El breeding es como hacer música, como tocar los timbales, los bongos, el yembé africano… Para mí, es como cuando un músico compone un éxito y se dedica a viajar por el mundo con su música, conociendo a personas y ayudándoles a sentirse mejor, a calmar el pesar de su alma. Con las plantas, es bastante parecido: a medida que se extienden por el mundo, más y más personas se benefician de ellas. Después, cuando viajas, te das cuenta de que, aunque no las conoces personalmente, tienes una conexión especial con algunas personas porque hay algo que os une. En mi opinión, eso es lo que importa: que la gente reciba el mensaje que estamos intentando transmitir con nuestras genéticas.
¿Sigues dedicando tiempo a la música? ¿Cómo te ayuda la marihuana a encontrar la inspiración?
Desgraciadamente, llevo ya un buen tiempo sin tocar. Aun así, debo decirte que la marihuana siempre ha jugado un papel muy importante en el proceso de aprendizaje, especialmente con los timbales. Empecé a tocarlos a una edad muy temprana, con un pequeño grupo de amigos hippies. Fue bastante duro tocar delante de ellos sin tener ni idea de cómo hacerlo. Pero intentaron enseñarme. Y aprendí a ser paciente. Recuerdo esa época como un momento muy divertido en el que el cannabis siempre estuvo muy presente. Muchos músicos encuentran en la hierba la manera de dar rienda suelta a la creatividad sin tener que recurrir al alcohol.
Así que ya formabas parte del mundo de la música mucho antes de que Sherbinskis fuera creado…
Sí. Tocar, sobre todo, los timbales era mi manera de conectarme con la música y la comunidad. Con la marihuana y la música buscaba crear una experiencia espiritual. Allá por 1999, mucho antes de convertirme en Sherbinski, me dedicaba a tocar los timbales en locales nocturnos de San Francisco. Formaba parte de la escena musical underground. Y la verdad es que la marihuana tuvo mucha influencia en el mundo del baile y de la música, también en el hip-hop, el break dance...
La música house se creó en Chicago, Nueva York… En los años 70 y 80, se celebraban fiestas clandestinas que se abarrotaban de gente con ganas de disfrutar de la música y nada más que de la música. Básicamente se formó una comunidad, una cultura. Y el cannabis era parte esencial de ella. La vestimenta era también muy particular. Recuerdo los pantalones enormes y los accesorios tan graciosos que la gente se ponía como medio para expresar su personalidad. Y todo esto, con un porro en la mano. Me encanta recordar este tipo de cosas, el estilo de vida y la filosofía que rodeaba a la marihuana porque es precisamente esto lo que Sherbinskis representa.
Antes de alcanzar la fama, no tenías ningún interés en crearte una imagen pública, pero en algún momento algo cambió. ¿Qué es lo que pasó?
Fue mi decisión. Sentí que faltaban voces que la gente quisiera escuchar. Así que pensé que había llegado la hora de hablar. Y la verdad es que la respuesta de la comunidad cannábica no tardó en llegar. Para mi asombro y alegría, resultó que mi trabajo estaba ayudando a las personas. La pasión con la que cultivaba mis plantas se traducía en un gran poder sanador, algo que para mí era realmente espiritual. De hecho, en un momento de mi vida, incluso llegué a plantearme la posibilidad de convertirme en predicador. Estuve a punto de ir al Colegio Bíblico pero al final no lo hice. Me di cuenta de que, con mi trabajo, podía ayudar a gente en todo el mundo.
Fue entonces, cuando comprendí que no tenía miedo a ser procesado, que finalmente decidí convertirme en una cara pública. Centrar toda mi energía en hacer lo que consideraba necesario era muchísimo más poderoso que cualquier sentimiento de miedo. Para mí todo esto es muy serio. Tengo mujer e hijos, algo que no puedes quitarte de la cabeza cuando estás ahí fuera luchando por la marihuana. Sobre todo, en aquellas épocas convulsas en las que la gente no dejaba de ir a la cárcel y de ser arrestada.
Allá por 1999, mucho antes de convertirme en Sherbinski, me dedicaba a tocar los timbales en locales nocturnos de San Francisco. Formaba parte de la escena musical underground.
Has sido bautizado como el "Louis Vuitton de la marihuana" por la revista Forbes. ¿Cómo has conseguido incluir el cánnabis en el sector del lujo? ¿Dirías que el lujo y la exclusividad han impulsado la popularidad de tus genéticas? ¿Ha sido todo una estrategia de marketing para conseguir publicidad?
Antes de que llegaran los logos, el packaging o la marca en sí misma, estaba el producto, estaba la hierba. Durante años, lo único que hice fue cultivar en espacios pequeños y vender la cosecha a los dispensarios, por lo que fueron los pacientes quienes decidieron si era bueno o no. Es imposible engañar a los usuarios. Si es buena, seguirán comprándola. Si no lo es, dejarán de hacerlo.
Y yo, durante años, no hice más que escuchar, "Tu hierba es la mejor". Pensé que si un producto era considerado "el mejor" merecía también el mejor packaging, así que empezamos a diseñarlo con una idea clara en la mente: crear algo que fuera diferente a todo lo que se había hecho hasta entonces, algo en lo que a la gente no le importara gastar dinero porque de verdad lo merecía. Teníamos que hacer que el packaging fuera parte de esa experiencia, que dejara entrever que lo que contenía era la mejor marihuana del mundo.
Para el branding, nos fijamos en marcas de moda como Gucci o Yves Saint Laurent. Con ello, aprendimos a identificar lo que los individuos asocian con ciertos diseños. Nosotros queríamos ser capaces de expresar exactamente lo que la gente me transmitía al describir mi producto. Exótico, de diseño… en pocas palabras, "chic". Así que empecé a fijarme en otras industrias como la de la cosmética femenina para crear mi packaging.
Los grandes nombres de la industria de la marihuana son masculinos. ¿Crees que llegará la versión femenina de Sherbinski?
Soy padre de dos niñas de 8 y 13 años, y un firme defensor del poder de las chicas. Creo que la mujer ha mejorado mucho su posición de liderazgo, en parte, gracias a las leyes. Las habilidades de las mujeres difieren de la de los hombres, sobre todo, en lo que respecta a la dirección de un negocio: capacidades organizativas, liderazgo… La energía femenina puede llegar a ser un gran aporte para el negocio. Por eso es tan importante apoyar a la mujer en esta industria en expansión.
¿Ha afectado la fama tu vida privada?
Sí. Salgo a la calle y la gente me reconoce. En su mayoría, se trata de encuentros muy positivos que me encantan. Tengo asumido que es parte de lo que hago. Sin embargo, tengo que trabajar y viajar mucho, y eso es lo que peor llevo, estar lejos de mi familia. Pero, dejando eso a un lado, me encanta lo que hago porque me mantiene vivo.
¿Qué otras pasiones aparte del cannabis tienes en tu vida?
Soy un gran aficionado a las artes marciales. Hace muchos años, hice Muay Thai. Y también a la música, como ya he dicho antes. La naturaleza es algo que me atrae. Básicamente cualquier cosa que me conecte con las plantas. Además, me encanta estar al aire libre. Tuve la suerte de crecer en California, donde las montañas, la nieve o la playa estaban a tan solo 1 hora de la ciudad. Aunque también me gusta la ciudad: la gente, la energía… Creo que es el equilibrio entre los dos lo que realmente me apasiona.
El mundo de los negocios, trabajar con personas… es algo que siempre me ha interesado. De hecho, trabajé de agente inmobiliario durante 15 años. Y me encantan los coches antiguos, los Americanos. Pero, sobre todo, adoro estar con mi familia y mis amigos, disfrutar de una buena comida, de una buena hierba y viajar. La vida, en general.
Si pudieras volver atrás en el tiempo, ¿qué cambiarias? ¿Te arrepientes de algo de tu larga carrera profesional en el mundo de la marihuana?
Los peores momentos de nuestras vidas son los que nos construyen como personas. Cuando todo se pone feo, es importante rodearte de aquellos que realmente se preocupan por ti, no de personas que se te acercan por interés, sino de amigos y familia. Del dolor y del sufrimiento surgen las almas más fuertes, por lo que nunca hay que dejar de ir hacia delante y de permanecer concentrado. Si realmente te apasiona la planta, trabaja con personas que compartan esa afición. Esa pasión y esas amistades son las que te llevarán al éxito.
Eres como la estrella del rock de la industria cannábica, el epicentro de todas las alabanzas. ¿Cómo consigues que no se te suba a la cabeza?
La línea es muy fina. Siempre me he considerado una persona humilde, por lo que nunca me ha costado mantener los pies en la tierra. Incluso ahora que me has llamado "estrella del rock"... yo nunca me he visto así, y nunca lo haré. Yo creo que, siempre y cuando consiga seguir viéndome como Mario, es decir, como una persona que ama la marihuana y a la que le apasiona ayudar a otras personas, y no como Sherbinski, todo irá bien. Así es como te conviertes en un referente que cuenta con el cariño de la gente. Ese cariño no se gana presumiendo de quién eres, sino trabajando y preocupándote por hacer las cosas bien. No solo por ti mismo o por tu familia, sino por la comunidad cannábica a través del activismo, de la educación, del uso de buenos productos pero, sobre todo, demostrándole a la gente el gran futuro que le espera a la marihuana.
Cambiar la percepción que algunas personas tienen sobre el cannabis parece ser una de tus metas principales…
Sí, es la idea del estilo de vida comunitario. Si pretendemos avanzar como comunidad, necesitamos hacerlo de manera que la gente pueda comprender lo que somos y lo que es la marihuana. Es precisamente por esto por lo que la alta costura me parece tan interesante. La imagen lo es todo para muchas personas, por lo que, si deseamos hacer evolucionar al cannabis, no podemos dejar que la gente lo asocie con cosas como un fumeta sucio o la vagancia. Eso no es cannabis. Cannabis es creatividad, moda, emprendimiento... Esta es mi manera de fomentar y apoyar a la marihuana. La moda no es más que una herramienta. No pretendo convertirme en un diseñador, ni crear el producto más cool. La moda es lo que nos permite hacer llegar a las personas nuestro mensaje que es que la marihuana es medicina.
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