El objetivo principal, tras meses invirtiendo dinero, tiempo y esfuerzo en el cultivo de nuestras queridas plantas, es obtener cogollos de óptima calidad. El cultivo, sin embargo, es solo la mitad del proceso. La otra mitad es, sin duda alguna, el secado y el curado. En este post te contamos las diferentes maneras que existen de cosechar así como el momento ideal para realizarlo y los aspectos más importantes a tener en cuenta.
Por Stoney Tark
Manicurar en seco – Ventajas y desventajas
Este método representa una alternativa muy interesante para quien desea cosechar y secar la hierba con calma. Básicamente, consiste en eliminar las hojas que nos parezcan carentes de resina antes de colgar la planta en su totalidad o separada en ramas.
El tiempo de secado puede variar entre 10 y 14 días, dependiendo del tamaño. La ventaja principal de esta técnica es que el trabajo post-cosecha es casi inexistente ya que la mayor parte del esfuerzo hay que hacerlo una vez la planta sale del cuarto de secado.
Los cultivadores comerciales obligados a cosechar cientos e incluso miles de plantas de una vez se muestran, en general, a favor del manicurado en seco alegando que se trata de un método que les permite asegurar un tiempo de secado equitativo, lo que ayuda al cumplimiento de los plazos acordados con los dispensarios. En la estancia de secado, no tendrás más que colgar las plantas boca abajo utilizando una cuerda o una percha.
Manicurar en verde – Ventajas y desventajas
Manicurar antes del secado requiere mucho tiempo y paciencia puesto que es necesario eliminar cada una de las hojas sin dejarnos ninguna por el camino. Lo más importante es mantener la consistencia y asegurar la mejor calidad posible cerciorándonos de que los cogollos conserven un tamaño uniforme. A ser posible, guarda las hojas repletas de tricomas para hacer extractos en seco o con agua y hielo.
El secado en verde es más apropiado para pequeños cultivadores con cultivos de tamaño reducido que pueden tomarse su tiempo para eliminar una a una las hojas hasta tener un cogollo perfecto. Con un gran número de plantas y unos plazos muy ajustados, este método es totalmente desaconsejable. Eso sí. A diferencia del manicurado en seco, presenta la gran ventaja de no precisar ningún trabajo adicional una vez el proceso de secado ha finalizado.
Pensándolo bien, si tienes la intención de utilizar las hojas para la extracción de hachís o aceite, esta técnica puede resultarte muy útil incluso teniendo un cultivo de gran tamaño, aunque tendrás que armarte de paciencia. Además, al tratarse de hierba fresca, tendrás la posibilidad de congelarla una vez manicurada para hacer hachís en seco (dry sift). Esto ya lo dejamos a tu elección.
Dar a los cogollos una forma uniforme no solo los hace estéticamente más atractivos sino que les ayuda a secarse de manera mucho más rápida. Teniendo en cuenta que los tallos, que es donde se encuentra la mayor parte de la humedad, han sido eliminados, el proceso de secado no debería alargarse más de 10-14 días.
El cuarto de secado ideal
Es una lástima cuando una planta es sometida a un mal proceso de secado y los cogollos acaban oliendo como a paja u hoja seca. Puede que te sorprenda pero no es tan raro encontrar flores que, por razones comerciales o por inexperiencia o desconocimiento del cultivador, han visto su tiempo de secado reducido de manera significativa. Recuerda que tus plantas deben pasar un mínimo de 10 días a oscuras en una estancia sin fugas y con una temperatura controlada. Uno de los mayores errores cometidos por algunos cultivadores es secar los cogollos en cualquier viejo armario que encuentran por casa. Esto normalmente acaba con la visita inesperada de algún vecino o incluso de las autoridades, quienes, alertadas por el intenso aroma que inunda el ambiente, deciden acercarse para descubrir el origen de tal fragancia tan embriagadora.
Este problema se puede evitar utilizando un armario de cultivo dotado de filtros de carbono activo. Para un mejor resultado, la temperatura del armario o estancia de secado debería ser bastante fresca, de unos 15 °C, y el nivel de humedad ideal estaría entorno al 40-50%. Procura que no entren en contacto con ningún foco de luz intensa que pueda generar calor.
En cuanto a la ventilación, las corrientes de aire no deberían golpear directamente los cogollos, por lo que no aconsejamos dirigir los ventiladores oscilantes hacia ellos. Uno de los principales causantes del mal curado es el mal uso de ventiladores.
Cuando las flores han sido sometidas a un proceso de secado excesivo y rápido, resulta muy difícil corregir los niveles de humedad. Lo ideal es que, para cuando deban ser introducidas en frascos para su curado, su nivel de humedad ronde el 30%.
¿Qué hacer con el material sobrante?
Si te animas a hacer hachís o concentrados, tendrás que guardar todas las hojas sobrantes con sumo cuidado. Las pequeñas hojas cargadas de tricomas las podemos utilizar para extraer resina en seco (dry sift) con la ayuda de una malla o para elaborar extracciones con agua y hielo. El hachís "fresh frozen" o resina viva es también otra posibilidad.
El proceso es muy simple: llena una bolsa de plástico con las hojas cubiertas de resina y con los cogollos que hayas descartado, y congélala durante 24 horas. No hay razón para desechar el material sobrante, sobre todo si lo que tenemos entre manos es un individuo rebosante de escarcha con hojas brillantes y pegajosas.
¿En qué consiste el curado?
Se trata de la fase por la que pasan todas las flores una vez finaliza el proceso de secado. Lo describiríamos como un secado adicional necesario antes de su venta en dispensarios o clubs sociales de cánnabis. Un buen curado no solo garantiza el óptimo almacenamiento de la hierba, sino que mejora su sabor y efecto de manera considerable. Además, es durante esta fase cuando los cannabinoides se transforman y, por ejemplo, el THC se degrada a CBD, un compuesto muy demandado por usuarios medicinales debido a su capacidad para contrarrestar el dolor.
Para esta etapa, no necesitarás más que un frasco de cristal o incluso algún recipiente de plástico. Lo importante es mantener la hierba fuera del alcance de los rayos ultravioleta y asegurarse de abrir la tapa una vez al día para dejarle respirar.
¿Y qué hay de las máquinas de manicurado?
El debate sobre la practicidad y fiabilidad de dichas máquinas sigue y seguirá abierto. Una cosa está clara: intentar convencer a un cultivador comercial con kilos y kilos de flores que manicurar de que lo haga todo a mano no tiene ningún sentido. En el mercado encontraremos algunas máquinas de manicurado que funcionan realmente bien. Eso es cierto. La decisión dependerá de nuestra capacidad, disponibilidad y objetivo. Por desgracia, el enorme crecimiento experimentado por la industria cannábica en EE. UU. durante estos últimos años ha hecho que una planta manicurada a mano con cariño y mucho cuidado no resulte nada rentable para los grandes empresarios.
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