Los actores más importantes en la industria de la marihuana adoran hablar sobre sus enormes instalaciones y su capacidad para abastecer los mercados nacionales (e incluso internacionales). Sin embargo, en un sector legal que evoluciona rápidamente, el futuro podría tener un lugar para un tipo de productor de cannabis muy diferente.
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El cannabis artesanal puede definirse como el cannabis orgánico que es cultivado por cultivadores pequeños que utilizan técnicas ecológicas altamente optimizadas, que son difíciles de replicar a gran escala. Los consumidores esperan una mayor calidad de los productos artesanales, ya que cultivos pequeños permiten condiciones óptimas, lo que a su vez resulta en una marihuana superior.
Es algo que también ocurre en otros sectores como el de las cervezas artesanales hechas a mano, o el café de tostado lento para obtener el mejor sabor. Y el cannabis artesanal es exactamente eso: cannabis que ha sido creado con el mayor cuidado, con la mayor cantidad de amor vertido en cada hoja de cada planta.
Ventajas de la marihuana artesanal
La idea de que los pequeños productores ofrecen un cannabis de mayor calidad no es solo una cuestión de percepción. Mientras que las grandes multinacionales se enfocan en maximizar el rendimiento, creando espacios de cultivo enormes que les permitan producir cannabis a una escala increíble, los productores artesanales tienden a enfocarse en la calidad, controlando en espacios pequeños todos los parámetros que pueden influir en el crecimiento de la planta, asegurando una calidad constante muy superior.
Recortar los cogollos a mano en lugar de utilizar maquinaria automatizada, por ejemplo, ayuda a preservar los tricomas, pero este método no es práctico para las grandes instalaciones, que además por su tamaño tienen un mayor riesgo de insectos y otras plagas, lo que les hace dependientes de los pesticidas químicos. Los pequeños productores pueden tomar medidas más activas, como el uso de pesticidas orgánicos o insectos beneficiosos, que son efectivos pero requieren mucho trabajo.
Muchos cultivos comerciales también usan mucha electricidad, además de requerir grandes cantidades de agua en áreas donde es escasa. En última instancia, los productores artesanales pueden usar el tamaño de su granja a su favor, al producir cogollos de mejor aspecto, sabor y olor, pero además de forma más sostenible, algo que será más atractivo para el consumidor que esté dispuesto a pagar más por gramo para lograr una experiencia de alta gama.
El cannabis artesanal en California
Debido a sus condiciones ideales de cultivo, California es el principal productor de cannabis artesanal del mundo, con la mayoría de los agricultores orgánicos ubicados en el Triángulo Esmeralda, la región productora de cannabis más grande de EE.UU. y un lugar donde el cannabis artesanal tiene sentido como forma de mantener un patrimonio del cultivo y dar acceso a los pequeños productores a un mercado que, durante décadas, ha sido una industria artesanal. Sin embargo, existen problemas.
La Proposición 64, la Ley de Uso de Marihuana para Adultos de 2016, fue aclamada como un importante paso adelante para la industria, pero ha enterrado a los pequeños productores en el laberinto de la nueva burocracia que rige la producción de marihuana. Según una estimación, hay más de 68.000 granjas de cannabis solo en el estado de California, pero cada ciudad y condado puede regular el cannabis localmente; incluso pueden prohibirlo, lo que genera grandes inconsistencias.
Además, según las nuevas regulaciones ambientales de California, los cultivadores se enfrentan una gran cantidad de requisitos para acceder al mercado legal que cuestan miles de dólares. Y California tiene la tasa impositiva de cannabis más alta del país, en algunas áreas del 60 %. Todo esto ha resultado unas ganancias más bajas de lo esperado para los productores, forzándoles hacía el mercado negro para evitar la quiebra financiera.
La importancia de los orígenes geográficos de la marihuana
Así el concepto agrícola de "terruño" (el tipo de tierra, el clima, la temperatura, el agua, la luz solar, la humedad, la forma tradicional de cosechar…) cruza la frontera hacia el cannabis, puesto que existen regiones como el Condado de Humboldt, en California, donde se llevan desarrollando técnicas de cultivo orgánico de marihuana desde los años 60.
Pero las personas que crean este producto artesanal también son excelentes administradores de su tierra, alineados con los principios regenerativos y dedicados a proteger el medio ambiente. Tras décadas de experiencia, es de justicia otorgar a esta zona una denominación de origen propia frente a otras menos curtidas en el tiempo.
Porque, usando la misma lógica que con el vino, la denominación de origen lo que busca es un punto diferenciador frente a la competencia, que suele ir ligado a los usos tradicionales y a los controles de calidad del producto. Y un nicho único para el consumidor que sepa apreciarlo, que pagará por los rasgos diferenciables que resulten de un lugar, persona y proceso.
La legalización del cannabis en California ha sido una noticia excelente para los consumidores: significa más supervisión y menos personas encarceladas por posesión. Pero ha sido un infierno para los cultivadores, que se encuentran repentinamente inundados por montañas de regulaciones destinadas a proteger el medio ambiente y al usuario.
Una forma de compensarle es sin duda otorgar un reconocimiento a su trabajo en forma de denominación de origen diferenciada. Eso significa que los cultivadores locales pueden promocionar su territorio ambiental específico como condiciones ideales de cultivo, mejorando la economía local y aumentando el empleo en esas áreas.
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