El sector del cannabis está experimentando un crecimiento nunca visto, lo que está dando lugar a la aparición de grandes empresas con interés en invertir en un mercado que busca rendimientos cada vez mayores. Es en este contexto en el que surge el Proyecto Open Cannabis, una asociación creada con el fin evitar que las grandes empresas acaben haciéndose con el control de las patentes de esas genéticas que los amantes de la marihuana con tanto cariño nos hemos esforzado siempre por conservar. Beth, miembro del proyecto, nos explica en qué consiste exactamente.
By Stoney Tark
¿En qué consiste el Proyecto Open Cannabis?
El Proyecto Open Cannabis (OCP por sus siglas en inglés) es una organización sin ánimo de lucro que vela por garantizar que tanto las plantas de marihuana como la información relativa a las mismas sigan siendo de dominio público. Nuestro objetivo es el de crear una base documental tan extensa como la que existe para otros cultivos como el maíz, principalmente mediante la recopilación de datos químicos y genéticos. En el enlace data.opencannabisproject.org se puede consultar un prototipo de esta parte del proyecto.
Mediante nuestro trabajo, intentamos contrarrestar el efecto de ochenta años de prohibicionismo en los que toda información y documentación científica en general y sobre las propiedades de plantas concretas debía permanecer en la sombra. Asimismo, nuestra labor ayuda a evitar que las plantas se patenten bajo licencias excesivamente amplias. El Proyecto Open Cannabis se fundó a raíz de la controvertida familia de patentes con la que se hizo Biotech Institute LLC, la cual les proporciona el control sobre un gran número de plantas de CBD y de ratio 1:1, así como de todos los productos y variedades derivados de las mismas.
¿Cuándo empieza el proyecto Open Cannabis?
El proyecto lo fundaron Mowgli Holmes, de Phylos Bioscience, y Jeremy Plumb, de Farma, en 2015. Yo me uní a finales de 2017 porque quería ayudar a dos personas a las que admiro en su labor de proteger a los cultivadores independientes y de crear información de libre acceso. Finalmente acabé asumiendo el liderazgo porque me di cuenta de que contaba con una combinación poco frecuente de conocimientos y experiencia que podían ser de gran ayuda. Y sigo ahí día a día porque creo firmemente en la protección tanto de las plantas de marihuana como de los cultivadores independientes. Aunque no puedo decir que me sorprenda, no me gusta nada la velocidad a la que las grandes empresas están copando el mercado, así que hago todo lo que está en mi mano por intentar revertir la tendencia.
¿Cuáles son vuestra ética y valores?
Tal y como explicamos en nuestra página web, nuestros valores se resumen en accesibilidad, transparencia, inclusividad e innovación. Además, para nosotros también es muy importante basar los procesos decisionales en hechos probados.
¿Con quién colaboráis para obtener los resultados que buscáis?
Por el momento hemos trabajado con laboratorios y otro tipo de organizaciones, como Cascadia Labs y Confident Cannabis, que recopilan información cannábica de la que nos servimos para elaborar nuestra base de datos y que trabajan en la creación de métodos más eficientes para hacernos llegar la información. Lo recopilado hasta la fecha se publicará la semana del 12 de noviembre del 2018, y a partir de ese momento haremos un llamamiento para que todo laboratorio que así lo desee pueda compartir información con nosotros. La información de libre acceso da lo mejor de sí cuando participa todo el mundo, y estamos encantados de contar por fin con la tecnología y las estructuras que permiten dicha participación global.
Además, también trabajamos con asesores jurídicos y otros actores de la comunidad legal de la marihuana para garantizar que nuestro trabajo se desenvuelve en el ámbito de la legitimidad, de forma que pueda ser efectivo. Les estoy eternamente agradecida a nuestros asesores Dale Hunt y John Mansfield, y a Christopher Davis del colegio de abogados National Cannabis Bar Association por su apoyo incondicional.
¿Qué tipo de estrategias utilizáis y con qué nivel de exigencia?
La mejor forma de protegerse de las patentes es asegurarse de que toda la información relativa a un determinado invento esté debidamente documentada. En nuestro caso, como primer paso, recopilamos todos los datos relativos a una determinada variedad o producto y los hacemos públicos. A continuación, para asegurarnos de que a la oficina de patentes le llega nuestro trabajo y ya no pueda considerarse novedoso, contactamos con científicos, investigadores y universidades para que lleven a cabo una revisión inter pares y publiquen la información en revistas especializadas. Otra opción es que se incluya en bases datos como la MIT del Prior Art Archive, con quienes ya hemos contactado para saber si tendrían inconveniente en incluir información cannábica en sus archivos. Ahora solo nos falta recibir la respuesta.
¿Podrías hablarnos sobre tu relación con Phylos?
Yo llegué al Proyecto Open Cannabis a través de Phylos. Mowgli, director ejecutivo de la empresa y cofundador del OCP, me contrató para que realizara un trabajo de redacción científica en otoño de 2017, y al ver que tenía experiencia en organizaciones sin ánimo de lucro, me propuso participar en el proceso de desvinculación entre las dos entidades. No era el único que veía un conflicto de interés, aunque puedo garantizar que totalmente inintencionado, y quería asegurarse de que al OCP no le afectara la más mínima irregularidad. Yo acepté y firmé un contrato que finalizó el 31 de diciembre de 2017. Dado que el OCP se creó a partir de Phylos, es probable que siempre conserven algún tipo de vinculación, pero es fundamental que el OCP se caracterice por ser un proyecto abierto a todo el mundo. Todos los cultivadores y laboratorios tienen que poder participar -para lo que es importante, por ejemplo, garantizar que no haya problemas de integridad de datos o de comunicación agresiva-, y deben poder hacerlo sin miedo a incurrir en un conflicto de interés con otro laboratorio. Esta es la razón por la que ahora somos una organización sin ánimo de lucro independiente, patrocinada por la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos (MAPS, por sus siglas en inglés).
No me gusta nada la velocidad a la que las grandes empresas están copando el mercado, así que hago todo lo que está en mi mano por intentar revertir la tendencia
¿Qué lugar ocupa la marihuana con respecto a la comercialización y las patentes?
La mejor forma de responder a esa pregunta es echar un vistazo a MJPatentsWeekly.com, una página web desarrollada por uno de nuestros asesores legales, Dale Hunt. Aunque es abogado de patentes, Dale siempre ha defendido la transparencia y el juego limpio en el proceso, que es en definitiva la razón por la que acabó creando MJPatentsWeekly. En la página se pueden consultar las licencias cannábicas que han sido emitidas en Estados Unidos y Canadá o a través de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, así como una lista de las solicitudes de patente pendientes. Además, los usuarios pueden dejar comentarios si tienen constancia de que una determinada patente se refiere a una variedad o producto que no es novedoso, de forma que pueden contribuir a revertir el proceso.
Al navegar por la página, resulta evidente que la gran mayoría de patentes que se emiten se refieren a fórmulas, procesos y usos del cannabis y los cannabinoides. Entre los miles de productos patentados encontramos un té verde con THC, un sistema de administración transdérmico modular o un sistema de extracción basado en métodos orgánicos.
Teniendo en cuenta la cantidad y el ámbito de las patentes cannábicas existentes, me inclino a pensar que las restricciones vendrán más por esta línea, y no tanto de patentes de plantas propiamente dichas. En Colorado, por ejemplo, un tribunal federal se está encargando de dirimir la primera controversia relativa a una patente cannábica del país, surgida a raíz de que la empresa United Cannabis Corporation (UCANN) denunciara a Pure Hemp Collective por violar una patente sobre una fórmula de CBD líquido.
¿Crees los breeders y cultivadores van a tener que cambiar su manera de trabajar a medida que se generalice la comercialización de los productos cannábicos?
Cada vez es más evidente que la respuesta a la pregunta es sí. En Canadá, donde la legalización está en plena efervescencia, el mercado lo dominan un puñado de grandes empresas, y en Estados Unidos sucede algo parecido, aunque con el añadido de un exceso de burocracia y fiscalización promovidos por el estatus de ilegalidad de la sustancia a nivel federal. Así que a los cultivadores y breeders independientes no les va a quedar más remedio que asociarse y aplicar estrategias comerciales bien pensadas si quieren que las genéticas especializadas sigan teniendo cabida en el mercado. Aun así, es un alivio saber que proyectos como el de Mendocino Appellations están apuntando en esa dirección.
¿Puedes explicarnos cómo funcionan las bases de datos del Proyecto Open Cannabis y qué tipo de información se puede encontrar en la página web?
La base de datos OCP recoge información sobre la química y la genética de las variedades. Actualmente, nos encontramos en el proceso de recolección de datos sobre cannabinoides y terpenos. Los laboratorios que comparten datos genéticos suelen publicarlos en la página web del Centro Nacional para la Información Biológica (NCBI) de Estados Unidos, que está especialmente diseñada para albergar este tipo de información. La Oficina de Patentes y Marcas (USPTO) estadounidense y otras agencias de propiedad intelectual recurren ya al NCBI para asegurarse de la originalidad de los productos antes de patentarlos, y desde el Proyecto Open Cannabis también utilizamos la API del NCBI para importar datos genéticos. Todo nuestro trabajo se puede consultar en data.opencannabisproject.org, y quien quiera informarse sobre cómo compartir información con nosotros puede hacerlo a través de nuestra newsletter o de nuestra cuenta de Instagram (@opecannabisproject).
¿De qué manera pueden involucrarse en el proyecto las personas a las que les resulte interesante?
Hay muchas formas de participar en el Proyecto Open Cannabis.
- ¡Comparte información!Nuestros socios de prototipado, Confident Cannabis y Cascadia Labs, nos han ayudado a desarrollar herramientas que permiten a los usuarios compartir información con nosotros. Los clientes de Confident Cannabis pueden hacernos llegar los datos directamente, mientras que los de Cascadia Labs pueden bien recurrir a Confident, bien utilizar su cuenta de cliente de Cascadia. Encontrarás más información en el siguiente enlace: org/sharing-data
- Si eres un laboratorio, ¡conviértete en socio de datos! Regístrate enorg/data-partner y nos pondremos en contacto contigo para informarte del proceso.
- ¡Hazte voluntario!Tenemos una necesidad acuciante de desarrolladores de software, maquetadores de datos e investigadores. Si estás interesado, puedes contactar con nosotros a través de volunteer@opencannabisproject.org
Y, por supuesto, si te interesa el proyecto y tienes la posibilidad, puedes hacer una donación en opencannabisproject.org./make-a-donation. Y, sí, aceptamos bitcoins.
Para terminar, ¿tenéis alguna red social en la que os podamos seguir?
¡Por supuesto! Donde más activos somos es en Instagram (@opencannabisproject), pero también podéis encontrarnos en Facebook y Twitter. Y quienes quieran profundizar sobre el tema de las patentes y estar al día sobre lo que hacemos, pueden consultar el blog Medium. Además, está también la opción de suscribirse a nuestra newsletter, opencannabisproject.org/get-involved.
Estoy muy contento con los productos q vendéis i sois una empresa seria i competente i de muy buena calidad