A pesar de que cuando se habla de breeding y semillas, los términos F1, F2, F3, etc. surgen con relativa frecuencia, es posible que no tengas del todo claro a qué se refieren. Por ello, a continuación te explicamos qué es eso de las semillas F1 o de primera generación, y te contamos todo lo necesario para que puedas obtenerlas tú mismo.
By Stoney Tark
¿Qué es la primera generación?
La expresión F1 o primera generación hace referencia a la descendencia obtenida a partir de los progenitores originales, y engloba también a los híbridos creados mediante semillas regulares. En el caso de las semillas feminizadas, se utiliza el término S1, y el proceso es totalmente diferente al que vamos a describir.
Rasgos deseables y no deseables
A la hora de poner en marcha un proyecto de breeding, es importante plantearse de antemano la razón por la que se quiere obtener una nueva variedad (o al menos, un cruce de primera generación) que presente dominancia respecto a determinados rasgos fenotípicos. Entre las características que los breeders suelen valorar se encuentran el patrón de crecimiento, la estructura de las hojas, el tiempo de floración, la resistencia al viento, el aroma, el efecto o la resistencia a plagas, enfermedades y otro tipo de patógenos.
Si el objetivo es obtener un híbrido vigoroso que presente una cierta estabilidad, lo mejor será cruzar plantas que sean compatibles teniendo en cuenta los anteriores rasgos. En cuanto a los procesos de breeding con fines comerciales que buscan aumentar la productividad de la variedad o reducir el tiempo de floración para poder llevar a cabo un mayor número de cultivos a lo largo del año, puede resultar interesante fijarse en las características visuales de la planta en lugar de realizar un test de todas y cada una de las flores durante el proceso de selección que dará lugar al fenotipo deseado.
Aspectos a tener en cuenta
Una vez definidos sobre el papel los rasgos que te gustaría encontrar en el resultado final, el siguiente paso consistirá en examinar las plantas de tu cultivo que procedan de semillas regulares para determinar cuáles son las que poseen las características deseadas y realizar la selección a partir de las mismas. Ten en cuenta que si el espacio de trabajo no es muy grande, tanto en términos prácticos como logísticos, será mejor no exagerar y lanzarse a cultivar veinte semillas de golpe simplemente para encontrar una planta que conservar.
Si tienes claro cuál es la mejor hembra de tu cultivo, no será necesario catar el resto de plantas potenciales ni evaluarlas en términos de calidad, cantidad, sabor, aroma, aspecto, efecto o nivel de cannabinoides y terpenos. De lo contrario, este proceso te permitirá descubrir qué fenotipo merece la pena conservar, así como descartar los que no presenten las características que buscas.
El proceso paso a paso
PASO 1:
Partiremos de la base de que el objetivo final es la obtención de una nueva variedad a partir del cruce de otras dos variedades. El proceso empezará germinando semillas regulares, que habrá que etiquetar convenientemente para facilitar su identificación desde el primer momento. La idea es encontrar una planta hembra que se ajuste a tus criterios, así como algún macho que sea compatible en cuanto apariencia, altura, estructura, forma de las hojas y demás.
PASO 2:
Durante la fase vegetativa, ilumina las pantas con un ciclo de 18/6 y espera hasta que empiecen a revelar su sexo. Esto suele suceder a partir de la quinta semana de crecimiento, pues los machos empiezan a producir preflores bastante antes que las hembras. Cuando te interese un ejemplar, lo mejor es extraer un esqueje y numerarlo en función de la planta original para así poder seguir produciendo semillas sin perder el macho o la hembra originales.
PASO 3:
Una vez comenzada la floración, en 7-10 días todas las plantas habrán empezado a mostrar preflores y ya no quedará ninguna duda respecto cuáles son hembra y cuáles, macho; de forma que, simplemente por el aspecto, podrás ir identificando qué ejemplares te interesa conservar.
PASO 4:
Separa las plantas macho de las hembra y etiquétalas en función del sexo. Selecciona las hembras que te resulten más interesantes y emparéjalas con el macho elegido. En caso de que dispongas de más de un macho, necesitarás utilizar más de un armario para llevar a cabo el proceso de breeding. De lo contrario, tendrás que esperar a que el primer macho haya florecido y empezar de cero en otra habitación convenientemente esterilizada.
PASO 5:
Asegúrate de que el polen alcanza los pistilos de las plantas hembra. Este proceso lleva apenas unos instantes y sabrás que ha finalizado cuando los pelillos blancos se vuelvan marrones, lo que sucede casi al instante. La polinización puede llevarse a cabo manualmente o en una habitación amplia y, una vez realizada, ya estará completada prácticamente la totalidad del trabajo. A partir de este momento, las plantas centrarán su energía en producir semillas fuertes y viables.
PASO 6:
A la hora de recolectar las semillas, el etiquetado vuelve a ser fundamental. Independientemente de que se trate de una producción pequeña para realizar análisis o de una partida de miles de unidades, es importante que en la bolsa de almacenamiento final quede claramente indicado el macho y la hembra de los que proceden las semillas. Otro aspecto básico al producir individuos de primera generación es conservar una copia idéntica de los padres originales para evitar problemas de compatibilidad o variación.
PASO 7:
Analiza los individuos de la F1 generada con vistas a producirlos en masa utilizando los progenitores originales. Una vez que estés satisfecho con la tasa de germinación, la estabilidad, la calidad de las flores y demás factores importantes, podrás replicarlos introduciendo un clon del macho original junto con todos los clones hembra que consideres en una nueva habitación.
Nota: si por el motivo que sea no te es posible conservar copias genéticas del padre y de la madre originales, no podrás replicar la misma generación. Como mucho, podrías obtener una F2 o segunda generación cruzando los individuos de la primera generación, que es cuando los rasgos deseables y no deseables se hacen más patentes. Pero si el objetivo es el de obtener un buen fenotipo, este paso resulta más complicado que centrarse en crear una población más homogénea y estable. Así que intenta conservar tus clones en buen estado ya que es la clave para poder seguir generando réplicas de la genética que te interese.
Hola. Decirles que soy seguidor y cultivador de sus genetikas. Simplemente me encantan cada una de las que he podido probar. Por otro lado, agradecerles los muy buenos articulos acerca de buenas practicas. Nuevamente gracias y saludos. Gogüid.