La legalización del cannabis medicinal y recreativo en Oregón ha dado lugar a un problema inesperado. La falta de limitaciones a la producción y las facilidades para entrar en el mercado han generado una sobreproducción de consecuencias negativas. El precio ha caído más de un 50 % en los últimos años, lo que ha alertado a empresas, productores y autoridades, que no quieren ver cómo todo un sector se ve lastrado por unas malas decisiones políticas.
Oregón es una de las regiones estadounidenses que ha apostado por regularizar el cultivo y el consumo de cannabis en los últimos tiempos. Una de las principales razones fue la de estimular una economía en apuros, al tiempo que se generaba una nueva vía de captación de ingresos para el erario público, vía impuestos y tasas. Una de las estrategias utilizadas fue la de facilitar los trámites administrativos y abaratar el coste de las licencia de cultivo. Con ello se esperaba promover la creación de un entorno productivo que encabezara el sector en Estados Unidos.
El resultado ha sido un aumento de la producción sin precedentes, como informa una auditoría realizada por la secretaría de Estado de Oregón. Sin embargo, las consecuencias no han sido las que las autoridades esperaban, ya que Oregón produce mucho más cannabis del que consume. Una situación que ha hecho que los precios bajen desde hace meses, con una caída de hasta el 50 %, para desesperación de los productores, que no tienen claro qué hacer con los excedentes, mientras existen 1,3 millones de libras (unas 5,9 toneladas) de marihuana perfectamente consumible esperando una salida comercial, ya que las leyes federales prohíben venderla fuera de los límites estatales.
De la euforia a la preocupación
El cannabis con fines recreativos se legalizó en Oregón en 2014, aunque el programa planificado por las autoridades no entró en vigor hasta 2016. En ese año, la Comisión de Control de Licores de Oregón comenzó a emitir licencias, muchas para los cultivadores existentes, pero también para nuevos profesionales del sector, solo unos meses antes de que se permitiera la apertura de comercios minoristas de cannabis.
La característica que lo diferencia de otros estados es que Oregón no cuantificó nunca un límite en el número de licencias para la producción, por lo que el número de productores fue creciendo como una burbuja sin que nadie le diese mayor importancia hasta hace pocos meses. Actualmente, con una población aproximada de 4 millones de personas, el estado tiene 1.107 productores activos con licencia y otros 900 productores que buscan licencias de la Comisión de Control de Licores de Oregón.
Paralelamente, los legisladores estatales tomaron la controvertida decisión de eliminar una restricción que impedía a los inversores de fuera del estado poseer una participación de control en la industria estatal de cannabis. Con pocas barreras de entrada al mercado y un mayor acceso a la financiación, el número de licencias emitidas por el estado se multiplicaron, hasta el punto de que, a pesar de las cifras oficiales, no se sabe a ciencia cierta cuántas han sido otorgadas.
Ante tal situación, los poderes públicos, encabezados por la Comisión de Control de Licores de Oregón, decidieron aplicar una moratoria temporal sobre las solicitudes de licencias nuevas y aumentar los controles sobre los productores. Sin embargo, al parecer, el resultado ha sido deficiente, ya que los medios humanos con los que cuenta son reducidos, lo que no permite realizar todas las inspecciones necesarias para garantizar que los productores se ajustan a las normas.
Por otra parte, la Autoridad de Salud de Oregón también debe afrontar retos importantes, en esta caso relacionados con la producción de cannabis medicinal. La auditoría de la secretaría de Estado analizó la supervisión de la marihuana terapéutica y descubrió que las agencias gubernamentales no tienen la autoridad para establecer suficientes controles sobre ella, en aspectos como la trazabilidad o la posible desviación hacia negocios de carácter recreativo. La auditoría también encontró que la mayoría de la marihuana medicinal no está obligada a ser examinada y que cuando sí se hace, las autoridades no disponen de un mecanismo adecuado para verificar los resultados obtenidos.
Un informe y cuatro propuestas
Una de las medidas que acompañaron la regularización del cannabis fue la obligación por parte de la Comisión de Control de Licores de Oregón de emitir informes periódicos para valorar la situación e informar a los legisladores sobre la salud de la industria del cannabis recreativo. Así, el nuevo informe OLCC ofrece una información clara, documentada y rigurosa de la situación de un mercado cuyo principal característica es el exceso de oferta.
El informe, además, presenta cuatro posibles ideas de carácter político para que las autoridades puedan solventar este problema:
- La primera propuesta consiste en no hacer nada y dejar que sea el mercado quien expulse a las empresas menos preparadas para hacer frente a la situación, para restablecer el equilibrio de forma natural entre la demanda y la oferta. Por tanto, según esta tesis, muchas empresas desaparecerán, mientras otras se consolidarán en el mercado. Un dato interesante lo ofrece la Oficina de Trabajo de Estados Unidos, que estima que el 40 % de todas las empresas fracasan en los primeros cuatro años, y el mercado de marihuana de Oregón solo tiene tres años.
- La segunda idea es limitar el tamaño de los cultivos, de tal forma que se limite la cantidad de cannabis que puede cultivar cada titular de licencia. Sin embargo, como no existen límites de licencia, los productores podrían optar por adquirir más licencias para cultivar más cannabis.
- La tercera sugerencia es aumentar las tasas a pagar por cada licencia. El problema con esa idea es que, hasta ahora, estos aranceles han sido una parte muy pequeña de los costes, por lo que, para que fuese una medida eficaz, el aumento debería ser muy considerable.
- La cuarta solución es limitar el número de licencias o continuar con la moratoria que se implantó hace unos meses de forma indefinida. Esta medida podría ser impopular al no permitir a nuevos productores, ya sean profesionales o para el propio consumo, adquirir licencias y daría lugar a discriminación entre quienes ya entraron y los que desean hacerlo pero no pueden.
Existe una última opción, por la que apuestan los productores: eliminar las restricciones a la exportación fuera de las fronteras estatales. Esta alternativa colocaría el excedente en otros mercados, lo que limitaría las consecuencias de esta inesperada crisis de sobreproducción.
Unas cifras que impresionan
Por segundo año consecutivo, los cultivadores de cannabis de Oregon han cosechado más de un millón de libras de marihuana utilizable, en concreto cerca de 2,5 millones de libras (1,1 millones de kilogramos) en la cosecha de octubre (en 2017, la cosecha de otoño consiguió casi 2,6 millones de libras -1,2 millones de kilogramos-). Aunque no se sabe con certeza, las estimaciones apuntan a que Oregón ha comenzado el año 2019 con cerca de 1,3 millones de libras (550.000 kilogramos) de marihuana de excedente, una cantidad increíble que aún no tiene quién la compre.
Esta cifra resulta sorprendente, si recordamos que la población asciende a poco más de 4 millones de habitantes. Los datos oficiales apuntaban a una cantidad de consumo que se mueve entre 330.000 libras (150.000 kg.) y 166.000 libras (75.000 kg) al año, tendiendo más a la segunda cifra que la primera. Si se hubiesen ceñido a estas previsiones tal vez no se hubiese cultivado por encima de sus posibilidades. Pero, además, en estas cifras no se contabilizan las casi 159 toneladas de productos comestibles, tintes y concentrados de marihuana.
Los cultivos legales se extienden por 195 hectáreas, que contribuyen a generar un mercado superior a los 1000 millones de dólares. Sin embargo, se cree que un tercio, alrededor de 300 millones, se mueven en el mercado negro. Un mercado negro que, teniendo en cuenta la cantidad de cannabis legal que existe, ha sido fundamental para la negativa evolución de los precios. Pero hay un lado positivo: la gente está comprando tanta marihuana que las recaudaciones de impuestos de Oregón han superado sus previsiones en un 7 % para el bienio 2017-2019, según la Oficina de Análisis Económico de Oregón.
La solución a este problema no parece sencilla, y en todo caso, la mejor forma de alcanzarlo será aplicar diferentes medidas que se complementen. Lo que sí parece claro es que legalizar el cannabis es una buena decisión, pero que debe ir acompañada de medidas que eviten que la euforia lleve a la ruina a todo un sector.
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