La mosca blanca es una de las plagas más comunes en los cultivos de marihuana, que puede convertirse en muy peligrosa si no actuamos a tiempo y de la forma adecuada. Sin embargo, resulta fácil de detectar, por lo que bastará con atender a posibles perforaciones en las hojas, la aparición de melaza o con agitar las plantas para comprobar si las moscas blancas adultas salen volando. En el siguiente post te explicamos todo lo que debes saber para lidiar con estos pequeños insectos alados.
Los cannabicultores más experimentados tienen bien aprendida la lección: no hay que bajar la guardia en ningún momento. Son numerosos los peligros que acechan a nuestras plantas de cannabis. Uno de los más comunes es la mosca blanca. De la familia de los aleuródidos, estos diminutos insectos homópteros causan rápidamente graves daños en una plantación.
No esperes encontrarte una mosca común, sino un pequeño insecto que puede alcanzar un tamaño entre 1 y 1,5 mm en las hembras (y todavía más pequeño en los machos), con tres pares de patas y de dos o cuatro alas, dependiendo de la especie. Y de las más de 1500 especies que existen, la más usual en la marihuana es la 'Trialeurodes vaporariorum', cuyo cuerpo es ligeramente amarillento y tiene cuatro alas, que en estado de reposo quedan de forma paralela al cuerpo.
Suelen tener una mayor incidencia en los cultivos de interior, donde se hacen muy fuertes y proliferan de forma temible, puesto que las condiciones climáticas son mucho más adecuadas para reproducirse. Las temperaturas altas, de entre 20 y 27 ºC, son las más idóneas para que aparezca, por lo que este es un factor que, desde ya, debes tener controlado en todo momento.
De igual forma, es en los entornos de 'indoor' donde más posibilidades hay de que aparezca puesto que no es habitual que haya depredadores como las mariquitas o los ácaros que ahuyenten a las moscas blancas, salvo que los cultivadores los coloquen. Por el contrario, suele haber polvo y otras especies presentes como las hormigas, que no solo no actúan contra estos insectos, sino que acaban con los depredadores naturales de estas moscas por la relación simbiótica que mantienen.
¿Cómo detectar una plaga de mosca blanca?
Pese a lo dañina que puede resultar, es muy sencilla de identificar. El principal perjuicio que causa a las plantas de marihuana es que se alimenta de su savia. A esto se suma que pueden transmitir distintos virus a las plantas, que, una vez debilitadas por la falta de nutrientes, no podrán hacer frente a esta amenaza. Por esto mismo, debemos estar atentos para detectar el más mínimo indicio:
- Por ejemplo, si sospechamos porque hemos visto las hojas perforadas o unas marcas muy características circulares, de un color amarillento y con un diminuto punto interior, entonces bastará con agitar las plantas y ver si los ejemplares más adultos de moscas blancas se escabullen volando.
- También podemos detectarlas si en las hojas vemos melaza, una sustancia pegajosa que expulsan. Esto se debe a que, como la savia es rica en azúcares pero pobre en proteínas, las moscas blancas deben extraer una gran cantidad de savia para obtener las proteínas que necesitan y excretan el exceso de azúcar. Este producto puede ser también dañino para las plantas, puesto que es caldo de cultivo para hongos como el moho negro, que impide la fotosíntesis.
- A esto se suma que las hormigas son atraídas irremediablemente por este dulce manjar, lo que propicia que los depredadores propios de la mosca blanca no hagan acto de presencia. Se trata de una relación simbiótica que favorece a ambas especies, ya que las hormigas obtienen alimento, la melaza, y la mosca blanca recibe protección.
- Otra forma de detectar que estos insectos se han apoderado de nuestro cultivo es ver con lente o microscopio los diminutos huevos, de apenas 0,25 milímetros, que dejan en el envés de las hojas, ya que es ahí donde maduran (la puesta de los huevos más todo el periodo larvario se desarrollan en el reverso de las hojas).
- Es un insecto que una vez ha aparecido es muy difícil de controlar, ya que su ciclo de vida está en torno a los 10 y los 30 días y durante estos pueden llegar a reproducirse en varias ocasiones, poniendo entre 80 y 300 huevos cada vez, por lo que su proliferación es muy rápida. Pasados unos seis días estos huevos eclosionan y dan lugar a ninfas transparentes, prácticamente invisibles.
¿Cómo debemos actuar para acabar con ellas?
Uno de los factores que hacen de esta una plaga temible es el hecho de que se propaga de forma rapidísima, hasta el punto de que en apenas un mes la población de moscas blancas llega a multiplicarse por 200. Es por esto que tenemos que pasar a la acción nada más detectar los primeros indicios, ya sea utilizando productos biológicos o incluso químicos, aunque estos quedan descartados si las plantas se encuentren en fase de floración.
- En cuanto a los métodos orgánicos, podemos recurrir a un remedio casero como la mezcla de jabón neutro con aceite de neem. Basta con verter ambos productos en un cubo de agua y utilizar el producto resultante para lavar las hojas de las plantas por ambos lados, con mucho cuidado de no romperlas.
- Otro método es colocar cerca de nuestras plantas una tira adhesiva antimosquitos para que ahí se peguen las moscas blancas cuando agitemos las plantas y consigamos que salgan volando.
- O bien podemos recurrir a algún insecticida natural, como la piretrina o la rotenona, para pulverizarlo sobre las plantas infectadas y así tratar de acabar con esta plaga.
- Entre las posibles soluciones naturales, también podemos acudir a la lucha biológica, es decir, a introducir en el cultivo insectos que acaben no solo con las moscas adultas, sino también con sus larvas y sus huevos. Como la avispa Encarsia Formosa, capaz de mantener la plaga a raya si introducimos dos o más individuos cada dos semanas en el cultivo. O una chinche depredadora como el Macrolophus Caliginosus, otro depredador voraz de esta especie.
- De la misma forma, también podemos alternar en nuestro cultivo las plantas de cannabis con otras que actúan de repelentes para estos insectos, como son la albahaca o las caléndulas.
- Aunque siempre debemos tenerlo como última opción, también podemos recurrir a métodos químicos. Debemos saber, eso sí, que la mosca blanca es capaz de inmunizarse contra algunos de estos productos, y que las que más afectadas con este tipo de tratamientos son las larvas, que son muchos más sensibles para ello.
Mejor prevenir que curar
Para evitar complicaciones de última hora, lo más aconsejable es tomar ciertas precauciones antes de que la mosca blanca aparezca. Las recomendaciones en este sentido van desde instalar ventiladores potentes en nuestro cultivo de interior, con los que evitar que se posen en nuestras plantas, hasta colocar filtros en todas las ranuras de la ventilación e impedir que cualquier insecto acceda a la habitación.
Otra de las medidas más comentadas por los expertos es utilizar aceite de neem, un repelente, eficaz, natural y barato. Si recurrimos a él solo tendremos que diluirlo en agua y pulverizarlo sobre nuestras plantas cada dos semanas, para así evitar su indeseada visita.
También hay que mantener limpio el lugar en el que se encuentra nuestro espacio de cultivo, sobre todo cada vez que hagamos alguna tarea, como pueda ser la poda. Y por supuesto, como ya hemos comentado antes, evitar que la temperatura ambiental sea demasiado elevada, puesto que eso propicia la llegada de la mosca blanca. Y no queremos ver a estos insectos ni en sueños.
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