Parece que las cifras hablan por sí solas: en los años 80 los registros muestran que el cannabis contaba con índices del 2 al 5 % de THC, mientras que, en la actualidad, encontramos variedades que pueden llegar a alcanzar el 25 % de la sustancia psicoactiva por excelencia. Sin embargo, esto no quiere decir que estemos seguros por completo de que el aumento en la potencia cannábica ha sido tan estratosférico. Condicionantes como la mala conservación de las muestras o la falta de datos de estudios antiguos hacen que no podamos ser contundentes en estas afirmaciones.
Muchos creen que la marihuana vive su mejor momento. La ola de legalización que inunda Estados Unidos y llega poco a poco al resto del mundo, las cada vez más numerosas demostraciones científicas en torno a sus cualidades o el afán de los bancos de semillas por conseguir cepas de mayor calidad hacen que no les falte razón. Tanto es así que algunos científicos se han fijado en los niveles de tetrahidrocannabinol (THC) de la marihuana actual y la de hace unos años para afirmar que la de hoy es mucho más potente que la de la década de los 80. Uno de ellos ha sido Christian Hopfer, profesor de psiquiatría de la Universidad de Colorado en Boulder, que recientemente ha dicho que el cannabis de hoy en día es, por lo menos, cinco veces más potente que el de hace 40 años. En la actualidad Hopfer está dirigiendo uno de los estudios de marihuana más extensos y a largo plazo de la historia, algo que le ha permitido visitar dispensarios de todo el estado de Colorado, donde la planta es legal desde 2012, y observar que había variedades de marihuana que contenían aproximadamente el 25 % de THC. Esto le hizo reflexionar y acudir a datos de los años 80, cuando una planta solía tener una concentración de THC del 2 al 5 %. Aunque Hopfer no ha sido el único que ha comprobado este significativo aumento. Investigadores de la Universidad de Misisipi demostraron que la marihuana actual es mucho más potente tras analizar cerca de 39.000 muestras de cannabis que habían sido incautadas en Estados Unidos por la DEA entre el 1 de enero de 1995 y el 31 de diciembre de 2014. Observaron que durante ese periodo los niveles de THC se habían triplicado: mientras que en 1995 rondaban de media el 4 %, a finales de 2014 ascendían hasta aproximadamente un 12 %. Similares fueron los hallazgos de un estudio encargado por la Academia Americana de Pediatría (AAP) y publicado en febrero de este año. En él también se afirmaba que la concentración de esta sustancia "había aumentado considerablemente desde el 4 % a principios de la década de los 80 hasta el 12 % en 2012".
Sin embargo, estas evidencias científicas es necesario tomarlas con cautela. Como los mismos estudios advierten, rastrear la potencia del THC en una planta con tantos años puede ser complicado. Cuanto más antigua es una muestra de cannabis, mayor es el riesgo de que el THC se degrade. A esto se une la forma en que está conservada: hacerlo en botes no cerrados herméticamente o exponer las muestras al sol o a un ambiente excesivamente húmedo y nada favorable harían mella sobre sus índices de potencia. Incluso no toda la información recogida al respecto durante esos años es fiable por completo. Una revisión actual de 21 estudios que contenían índices sobre THC entre 1979 y 2009 evidenció que no siempre se recogían los datos necesarios para establecer comparaciones. Por ejemplo, notificaron que la mayoría de los estudios revisados "no describen información relevante sobre las características, como el estado de conservación o la edad, de las muestras de cannabis". A pesar de esta falta de información, los resultados de este análisis demostraron que existía una tendencia creciente en la potencia del cannabis a lo largo de estos años y en todo el mundo. Sin embargo, no todas las sustancias estrella del cannabis parecen aumentar con el paso de los años. Según varios expertos, el peor parado en el tiempo es el cannabidiol (CBD), responsable de muchos de los efectos terapéuticos de la marihuana. El mismo estudio que vio aumentos en el THC entre 1995 y 2014 también determinó que los índices medios de CBD seguían estables. Esto mismo comprobó Andy LaFrate, fundador del laboratorio de pruebas de Colorado Charas Scientific. Tras analizar 600 plantas en Estados Unidos determinó que los porcentajes de CBD se mantenían a lo largo de los años, mientras que el THC alcanzaba los niveles más altos de la historia.
Los efectos del aumento de la potencia cannábica
Al contrario de lo que se pueda pensar, el incremento en los niveles de THC no significa que los amantes del cannabis estén quintuplicando sus consumos en la actualidad. Un estudio del Instituto Holandés de Salud Mental y Adicción demostró en 2014 que los usuarios habituales de cannabis ajustaban su consumo en función de sus necesidades cuando la intensidad de la marihuana era elevada. De este modo, si la planta contenía altos niveles de THC tomaban menos cantidad para conseguir más o menos el mismo efecto. Ahora bien, a pesar de hacer consumos más pequeños, los usuarios actuales tomarán mayores dosis de THC que los de los años 80. En este sentido, muchos expertos aseguran que es necesario continuar investigando. Algo que, según el propio Hopfer, será mucho más fácil gracias a la legalización. "Creo que históricamente hemos tratado la marihuana desde la perspectiva de la justicia penal, pero si cambiamos a un entorno donde sea legal, también cambiamos a una perspectiva de salud pública. Y para hacerlo bien, necesitamos más investigación científica", argumenta.
Las razones de que la marihuana actual sea más rica en THC
Aunque la ciencia todavía tiene que revelarnos muchas incógnitas en torno al cannabis, en la industria existe un gran empeño por ofrecer cada vez mejores cepas. Así, muchos bancos de semillas han trabajado desde sus laboratorios para obtener variedades ricas en THC que respondieran a las cada vez más altas expectativas de los clientes cannábicos.
Ahora bien, conseguir un alto nivel de THC no solo depende de la genética con la que contemos. Existen otras razones por las que se puede potenciar. Por ejemplo, el clima para su cultivo o la forma de conservación de los cogollos influyen. Y es que cuando el cannabis se corta y almacena, el tetrahidrocannabinol (THC) empieza a perder sus propiedades y pasa a convertirse en CBN, un cannabinoide que produce un efecto sedante. Concretamente, este componente psicoactivo expuesto a rayos ultravioleta (o al aire) pierde moléculas de hidrógeno para transformarse primero en CBNA y luego en CBN. Este proceso se puede acelerar mediante calor u oxígeno, así que por norma general la marihuana más añeja y peor almacenada (en condiciones de luz y temperatura) contiene menor porcentaje de THC que unos cogollos guardados en un bote hermético y opaco. Por eso, tanto la conservación de la marihuana cortada como los cuidados a los que sometas a tus plantas durante el cultivo tienen mucho que ver con los niveles de THC. Incluso tú mismo conseguirías aumentar la potencia de tu cosecha con unos sencillos trucos. Para ello debes prestar atención a la etapa de floración. Será entonces cuando reduzcas la presencia de CO2 o también puedes añadir luces ultravioleta adicionales que potencien tu cultivo. Asimismo, es recomendable regular la temperatura, lo que también servirá para aumentar la producción de THC en la cosecha. Gracias a todo ello, el cannabis se fortalece y, aunque no podamos asegurar con total rotundidad cuánto ha variado la potencia de la marihuana desde los años 80, debemos saber que hoy más que nunca contamos con herramientas para aprovechar nuestra planta favorita al máximo.
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