La Haze fue una de las primeras variedades de cannabis en torno a la que se construyó una marca y dejó su impronta para siempre en la incipiente cultura cannábica de los años 70 en California. Aunque muchos ‘culpan’ de su creación a los Haze Brothers y a Sam ‘The Skunkman’, hay quien cuenta que esos hermanos jamás existieron y que todo forma parte de una leyenda. Lo que seguro es cierto es que ‘el hombre Skunk’ la llevó a Europa y que, con el paso del tiempo, se convirtió en una genética mítica.
A lo largo de la historia han existido distintas variedades que han dejado una huella para la posteridad. Ya fuera por el momento en que se gestó su genética, el lugar en que sus creadores lo hicieron, su aroma y sabor tan característicos o la revolución que supuso en la comunidad cannábica, son múltiples y diversos los factores que han hecho que la AK-47, la Skunk o la White Widow sean recordadas, cultivadas y consumidas aún hoy como auténticas joyas de la historia del cannabis. Y entre todas ellas, hay una que apareció en un momento y un lugar claves para la comunidad cannábica y que marcó un antes y un después en muchos aspectos. Hablamos de la variedad Haze. Entre los elementos que han elevado esta genética a la categoría de leyenda de la marihuana están las circunstancias y los misterios que rodean a su gestación. La versión más extendida es la que cuenta que fue obra de los Haze Brothers (los 'hermanos niebla' en castellano) y Sam 'The Skunkman', el que fuera creador de otra recordada variedad de cannabis como es la Skunk. Cuentan que allá por los años 70, en la región californiana de Santa Cruz, cuna de la cultura cannábica de un país que buscaba acabar a toda costa con el consumo de marihuana, estos curiosos decidieron cruzar ciertas variedades procedentes de distintas partes del globo. En aquel entonces, se solían consumir variedades llegadas de Colombia, México, Panamá o Jamaica. No obstante, también había quien iba un poco más allá y conseguía hacerse con semillas procedentes de Oriente Medio y Asia Central. Pues bien, para la Haze los hermanos realizaron un cruce entre una Landrace, una variedad Sativa pura de México y otra colombiana. Aguardaron un año y, tras seleccionar las mejores hembras de su anterior cosecha, las mezclaron con una Landrace macho procedente de Tailandia. El resultado de esta fusión de tres genéticas 100 % Sativas fue la que dio origen al germen de lo que hoy conocemos como la Original Haze. Luego 'The Skunkman' recibió algunas de esas semillas y acabó de perfeccionar la creación.
Una variedad muy compleja
Como el propio Sam reconocía años después, la variedad que los Haze Brothers le entregaron no era sencilla de domesticar. No era una genética estable, por lo que fue un logro trabajar con ella, realizar más cruces y obtener una descendencia homogénea. Una de las primeras variaciones que surgió en este camino fue la Purple Haze, que también alcanzó un reconocimiento mundial y todavía hoy es recordada como una semilla de culto. Sin embargo, el empeño de Sam consiguió estabilizar esta genética. Para ello, trabajó con su colega Robert Clarke en el colectivo Sacred Seeds. Lo que detectaron fue que, cuando trataban de mejorar la calidad de la Haze, dicha calidad se resentía porque perdía vigor, entre otras cosas. Tardaron un tiempo en percatarse de que las mejores plantas eran aquellos híbridos que realizaban con esta genética y algunas otras con las que ya habían experimentado. En estos casos, era la Haze la que aportaba muchísima calidad. No fue hasta 1976 cuando Sam y Robert decidieron comenzar a vender las semillas de la que, ahora sí, consideramos la Original Haze. Se trataba de un híbrido 100 % Sativa que era muy valorado tanto por los cannabicultores de la época como por quienes más tarde la consumían. Estos últimos acabaron por idolatrar esta variedad porque Skunkman y compañía consiguieron un cruce que destacaba por su aroma a especias, con notas suaves de incienso y madera hasta el toque cítrico que aportaba la variedad procedente de Tailandia. Y más allá del sabor, si algo conquistó a los fumadores era su poderoso efecto, que te sumergía en un estado de psicodelia durante bastante tiempo.
Mientras tanto, las razones por las que esta variedad acabó por conquistar a los cultivadores resultan más complicadas de entender. Tal vez fuera la recompensa de la cosecha, pues se trataba de una planta de marihuana muy delicada. Entre otras cosas, porque su floración era lenta (alrededor de 16 semanas), los ejemplares acababan por alcanzar un tamaño desmesurado y lo que es aún peor, tenía más rendimiento cultivada en exterior, algo que podía echar por tierra los planes de muchos de ellos.
La promoción, clave para la Original Haze
Algunos años más tarde, y espoleado por las leyes prohibicionistas que se estaban extendiendo en Estados Unidos, Sam decidió cruzar el Atlántico e instalarse en Europa. En concreto, como no podía ser de otra forma, en los Países Bajos. Fue allí cuando este intrépido amante del cannabis siguió comercializando la Original Haze, pero también siguió investigando para acabar de configurar otros cruces que conservaran lo mejor de esta genética pero que la hicieran, entre otras cosas, más sencilla de cultivar. Eso sí, aparte de las múltiples variedades que brotaron de esos cruces, hubo un factor que acabó por convertir a la Original Haze en una semilla icónica: su comercialización.
Cuando los precios de una onza de marihuana (algo más de 28 gramos) iban desde los 15 hasta los 60 dólares en 1976, la Original Haze se vendía a 200 dólares de la época, puesto que los compradores recibían también el póster promocional de esta variedad (la primera que contó con una identidad de marca) y, en algunas ocasiones, una caja de palisandro donde guardarla. Y al contrario de lo que muchos podrían pensar, el vendedor agotó más del 90 % de las existencias en apenas tres meses, lo que acabó por elevar a la Haze a la categoría de variedad de culto. No obstante, como ya comentábamos al principio, algunos de estos datos han sido puestos en entredicho por muchos amantes del cannabis. Hay quien dice, sin ir más lejos, que los Haze Brothers no llegaron a existir y son solo fruto de los mitos que rodean a esta variedad. De lo que sí estamos seguros es de que la Original Haze acabó por convertirse en una semilla legendaria. Ya fuera por su aroma, por el 'marketing' que crearon en torno a ella o por su efecto, aún hoy sigue siendo un referente para los 'breeders' y consumidores de todo el mundo.
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