Son activistas, feministas, llevan hábito y cultivan cannabis en California. Se trata de las Hermanas del Valle, quienes, sin estar adscritas a ninguna iglesia, se han convertido en las monjas más transgresoras de nuestra década. Este grupo de mujeres emancipadas ha abierto su propio camino, empresarial y espiritual, gracias a la producción de marihuana medicinal. El documental ‘Breaking Habits’, presentado recientemente en el Festival de Cannes, relata el periplo de estas devotas del cannabis y la Luna, enfrentadas a un ‘sheriff’ de la vieja escuela y los cárteles de la zona.
Podría parecer el último guión de Quentin Tarantino, una especie de sátira rocanrolera sobre el Estados Unidos de Donald Trump, pero se trata una historia real, llevada a la gran pantalla por el director Robert Ryan en forma de documental. 'Breaking Habits' cuenta el relato de un aparente grupo de monjas que cultivan y consumen marihuana en Merced (California) y que, además de contar con multitud de seguidores alrededor del mundo, conviven con peligrosos detractores. Su negocio, basado en la producción de cannabis medicinal y productos derivados de CBD, se ha disparado en los últimos años gracias a su mediática popularidad y a la regulación de la marihuana en el estado de California. Sin embargo, el persistente 'sheriff' de la zona no termina de creerse el relato de este grupo de mujeres con túnicas de novicias y persigue sus actividades a fin de demostrar que en realidad están traficando. Sin embargo, el peor enemigo de las hermanas es el cártel de la droga, que las considera un grano en el culo para sus intereses en el mercado negro y se lo ha hecho saber con alguna que otra ráfaga de balas. Esto ha llevado a las Hermanas del Valle a equiparse con armas de fuego para defender lo que consideran suyo. El documental tiene todos los ingredientes para arrasar en taquilla. Pero si no os era familiar esta congregación de monjas activistas puede que toda esta historia os suene demasiado dantesca para ser real. Para comprenderla, por lo tanto, es necesario primero conocer el origen grupo de mujeres místicas e insurrectas a través de la historia de su fundadora, la hermana Kate.
Hermanas empoderadas por el cannabis
Corría el año 2011. En medio de una de las peores crisis económicas de la historia, eran muchos los movimientos de indignación que tomaban las plazas aquí y allí exigiendo dignidad contra la oligarquía política, bancaria y empresarial. En Estados Unidos, un grupo de activistas instaló la protesta en el corazón financiero del planeta, en lo que bautizaron como 'Occupy Wall Street'. Es allí donde alguien vio por última vez a Christine Meeusen, activista anti-establishment que decidió tomar los hábitos y convertirse en la hermana Kate. Christine Meeusen había llegado a Estados Unidos desde Holanda con sus tres hijos, después de sufrir la infidelidad, el abuso y la ruina económica por parte de su marido. "No había una sola institución en Estados Unidos a la que le importara", explica sobre aquellos días la hermana Kate. Aunque su paso por Nueva York como activista independiente y anarquista atrajo muchas miradas, la fama llegó después, en Merced, cuando comenzó a cultivar cannabis convencida de sus propiedades medicinales para ayudar a un sobrino a superar la adicción a la heroína. Entonces decidió fundar las Hermanas del Valle, una especie de empresa cannábica con tintes religiosos que llamó la atención de propios y extraños.
"Después de que todos los hombres de mi vida me traicionaran, me golpearan, me dejaran sin un centavo y sin hogar, decidí que mi objetivo era formar una congregación de mujeres curanderas", explica la hermana Kate en el documental. Tras su fundación, el grupo de las Hermanas del Valle no dejó de recibir nuevas profesas y crecer. Aunque llevan hábitos similares a los de las monjas de la Iglesia católica, Kate quiso dejar claro desde el principio que no pertenecían a ninguna congregación religiosa y que tampoco habían fundado una nueva. Los trajes clericales buscan imitar el modo de vida de las beguinas, mujeres que durante la Edad Media vivían en comunidad, sin tomar votos, sirviendo a los enfermos y con una relación muy tensa con las autoridades católicas. Para Kate es un homenaje a aquellas ancestras que lucharon por levantar la dignidad de las mujeres, la autogestión en los negocios y el derecho a tener posesiones. También han querido recoger su testigo místico, aunque esta vez enfocado a los ciclos lunares, que marcan las distintas fases de desarrollo de la marihuana desde la germinación a la cosecha. Realizan ritos en determinadas fechas, aunque cada integrante de la congregación es libre de regresar a casa cuando así lo deseé.
Su paso con Cannes, un éxito
La proyección del documental 'Breaking the habits' en el prestigioso Festival de Cannes ha dado aún más alas al proyecto de las Hermanas del Valle. Salon Pictures, el estudio con sede en Londres que produjo el documental, ya ha recibido múltiples ofertas para distribuirlo en todo el mundo. De forma paralela el negocio cannábico de las hermanas no deja de crecer: se han hecho ricas vendiendo productos derivados de CBD (el cannabinoide no psicoactivo del cannabis, muy demandado para tratamientos terapéuticos) por todo el mundo. El problema es que su éxito mediático ha atraído la atención de las autoridades policiales. Aunque en California se haya legalizado el cannabis por completo, este, incluidos los productos elaborados con CBD que producen las hermanas, sigue figurando en la Lista I de sustancias prohibidas a nivel federal, al lado de la heroína. Por ello, muchas veces se encuentran con trabas a nivel administrativo para mover su producto fuera de la frontera californiana, donde están la mayor parte de sus clientes.
El documental busca dar voz a las partes de esta historia, ya que no todos están tan convencidos de la misión altruista de las Hermanas del Valle. El avance del filme nos muestra a un 'sheriff' que sospecha que todo es producto de un 'marketing' muy meticuloso para encubrir tráfico de cannabis, no de productos medicinales. 'Breaking Habits' indaga en esta pintoresca historia y busca revelar cuán dedicadas están las mujeres en dar acceso a la marihuana medicinal y no en hacer negocio. La imagen de las monjas sosteniendo armas de fuego para defender sus cultivos de ladrones y narcotraficantes quizás genera dudas entre sus acólitos. https://www.youtube.com/watch?v=-29p1Jtid2M La hermana Kate cree que, además, en la oposición que han encontrado están los bancos y las farmacéuticas, dos instituciones que, para ella, están detrás de la epidemia de adicción a los opiáceos que atraviesa Estados Unidos. A sus 59 años, esta mujer, beata de su propia parroquia emancipadora, aún conserva ese espíritu anarquista por el que se vistió de monja para exorcizar a los demonios que habitan la sociedad patriarcal y neoliberal. Habrá que esperar a después de verano para degustar este documental, que está llamado a ser una de las revelaciones cinematográficas del año.
Envíanos tus comentarios
Tu puntuación (entre 1 y 5)
1 2 3 4 5Deja un comentario