Después de muchas semanas de cuidar tu cultivo, ha llegado el momento de la verdad. Has elegido el momento perfecto para la cosecha y has comenzado a cortar tus plantas. En el proceso de manicura, también has eliminado todas las hojas. Ahora, todo lo que te quedan son los cogollos, el corazón y el alma de tu producción de marihuana. Pero falta un último paso: el secado y el curado, el proceso de extracción de la humedad de estos cogollos para conseguir un producto de la mayor calidad.
No debe subestimarse la necesidad de este último paso. Un proceso de secado y curación adecuado es clave para producir ese humo suave, sabroso (y sí, más potente) que es la característica del cannabis más cuidado. A continuación te explicaremos cómo hacerlo correctamente. Pero antes de hacer eso, veamos por qué curar el cannabis es tan importante.
El curado para fines de conservación
La gente ha estado curando su comida desde la noche de los tiempos. De hecho, la capacidad de los humanos para curar y así almacenar alimentos para su consumo posterior puede haber sido el paso más importante para crear sociedades civilizadas.
Aunque cada alimento requiere un proceso de curación diferente para obtener el mejor resultado, el objetivo es el mismo: preservar el producto mientras se conservan sabores aromas, nutrientes y, en el caso del cannabis, los cannabinoides.
Desde el momento en que se corta una planta, esta comienza a degradarse a medida que las enzimas y las bacterias aeróbicas descomponen el exceso de azúcares y almidones producidos por la descomposición de la clorofila. La presencia de estos azúcares y minerales sobrantes es lo que causa la sensación de ardor en la garganta que se nota al fumar cannabis que no ha sido curado correctamente.
El curado esencialmente obliga a la planta a usar esos azúcares, almidones y nutrientes sobrantes antes de que hayan tenido la oportunidad de degradarse. En suma, el curado adecuado detiene el proceso de degradación antes de que los compuestos volátiles como los terpenos y los cannabinoides se evaporen o se transformen en compuestos menos interesantes. Así, un buen curado no solo mejorará el sabor y el aroma del cannabis, sino que también aumentará la potencia del producto.
Esto se debe a que la síntesis de los cannabinoides (el proceso de creación de esos compuestos químicos) continúa incluso después de la cosecha por efecto del oxígeno. Por ejemplo, cuando las flores de cannabis recién cosechadas se mantienen a la temperatura y humedad adecuadas, los cannabinoides no psicoactivos continuarán transformándose en THCA, un precursor ácido del THC psicoactivo, obteniéndose un producto de mayor concentración de este cannabinoide.
Cómo secar el cannabis
Existen muchas formas de secar y curar los cogollos de cannabis, pero la mayoría de cultivadores usan una variación de un método popular, que es sobre el que nos centraremos como la forma más fácil y segura de obtener buenos resultados.
Primero debes comenzar secando el cannabis. La forma más habitual consiste en cortar las ramas, quitar las hojas no deseadas y luego colgarlas boca abajo de una cuerda o alambre. Algunos productores cortan y cuelgan plantas enteras, mientras que otros cortan directamente los cogollos y los colocan en bandejas de secado. Se puede manicurar completamente las hojas antes de secarlas (manicurado en fresco) o esperar hasta después (manicurado en seco).
Independientemente del método que prefieras, necesitarás mantener el cannabis cosechado en una habitación oscura (la luz degrada el THC) con temperaturas dentro del rango de 15-20 ºC y humedad entre 45-55 %, con un pequeño ventilador para hacer circular suavemente el aire. Esto es crucial para ayudar a preservar el contenido de terpenos, es decir el sabor y el aroma en el producto terminado, por lo que se recomienda que tengas un deshumidificador, un climatizador u otro método para garantizar que las condiciones permanezcan en este rango.
Durante el proceso de secado el contenido de agua de los cogollos debe reducirse del 75 % al 10 % o 15 %. Después de una o dos semanas, los tallos deben romperse suavemente cuando se doblan (en lugar de doblarse como cuando están frescos) y el exterior de la flor debe estar ligeramente crujiente. Cuando esto sucede, es hora del siguiente paso.
Cómo curar el cannabis
Una vez que hayas determinado que tus cogollos están secos, es hora de curarlos:
1- Se hará separando los cogollos de los tallos más grandes (puedes terminar de manicurarlos si es necesario) y colocándolos en recipientes que puedan cerrarse herméticamente.
2- Los recipientes de cristal son los más utilizados, pero también puedes usar tarros de cerámica, metal, madera o plástico. Introduce los cogollos sin apretar, llenando los recipientes hasta un 75% de su capacidad y asegúrate de dejar un poco de aire en la parte superior. Si sacudes los frascos, los cogollos deberían poder moverse. Si los cogollos se pegan, necesitarán más secado antes de volver a colocarlos en los frascos.
3- Cierra los recipientes y colócalos en un lugar fresco, seco y oscuro. En el primer día notarás que los cogollos ya no están tan crujientes y secos por el exterior, ya que la humedad del interior de las flores rehidrata las porciones externas. Si este no es el caso, has secado demasiado tu cannabis.
4- Durante la primera semana, abre los recipientes varias veces al día y deja que las flores "respiren" durante unos minutos. Esto permite que la humedad se escape y repone el oxígeno dentro del frasco. También puede usar un higrómetro para verificar la humedad en el interior (lo ideal es del 60% al 65%). Si notas olor a amoníaco al abrir un recipiente, significa que los cogollos no están lo suficientemente secos como para curarse y que las bacterias anaeróbicas los están consumiendo, lo que conducirá a un cannabis podrido. Durante el proceso de curado, los frascos deben revisarse a menudo para detectar estos signos de moho y hongos; y los cogollos infectados deben eliminarse o todo el frasco se echará a perder.
Después de la primera semana, solo necesitará abrir los tarros una vez cada pocos días.
5- Aunque los cogollos ya estarán listos para fumar después de dos a cuatro semanas, el curado continuo de cuatro a ocho semanas (o más todavía) mejorará aún más el sabor y la potencia de la marihuana. Ten en cuenta que algunas variedades pueden requerir hasta 6 meses de curado para obtener los mejores resultados. Sin embargo, un curado excesivo superior a esos 6 meses solo hará que el producto pierda calidad. El cannabis estará totalmente curado cuando su humedad esté entre el 8 % y el 10 % y cuando esté seco, crujiente y esponjoso al mismo tiempo.
6- Una vez que el cannabis se haya secado y curado correctamente, el riesgo de moho y bacterias se reduce en gran medida y puedes almacenarlo a largo plazo. Un recipiente sellado al vacío en un lugar oscuro te permitirá almacenar cogollos hasta dos años sin disminuir la calidad.
El curado es posiblemente el aspecto más ignorado de la producción de cannabis. Debido a la competencia entre los mercados medicinal y recreativo, cada vez más cultivadores están prestando atención a este proceso que convierte un producto decente en uno realmente excelente. Y ahora puedes hacer lo mismo con las flores de tu propia cosecha: la mejor marihuana siempre requiere un poco más de amor y atención, y el proceso de curado no es una excepción.
Esta bien gracias. Me resulto super util. ovalle chile.