Muchos consumidores quieren un cannabis que se adapte a su estilo de vida, donde no tengan que desviarse de sus caminos dietéticos o morales para satisfacer sus gustos. Y los defensores del cultivo orgánico vegano aseguran que la hierba vegana es la más limpia y pura que existe, la versión más cercana posible al cannabis cultivado naturalmente.
Los cultivadores de cannabis, como cualquier agricultor, necesitan un suelo saludable para que sus plantas se desarrollen con éxito. Los fertilizantes que se usan normalmente contienen aditivos basados en productos químicos como nitrógeno, potasio y fósforo, así como otros metales como el zinc. Si compras tú mismo un fertilizante orgánico, no tendrá productos sintéticos, pero es muy posible que contenga harina de huesos, sangre y otros desechos de animales. Porque de la misma manera que un tomate puede cultivarse con abono de vaca o fertilizante a base de harina de pescado, el cannabis también se cultiva con estos productos de origen animal.
Ahora que el cannabis es legal en algunos países, muchos usuarios pueden ser selectivos sobre lo que eligen consumir, ya sea una relación específica de THC a CBD, una hierba cultivada localmente o simplemente una que tenga conciencia medioambiental o animal. Y para los productores, vale la pena el esfuerzo de proporcionar a estos consumidores una marihuana cultivada de manera vegana y sostenible, además de obtener un producto final más puro, de mejor sabor y más natural.
¿Qué es el cultivo orgánico vegano?
La agricultura "vegana" combina dos filosofías de cultivo: orgánica y vegana. Las plantas veganas se cultivan orgánicamente, lo que implica la eliminación de cualquier fertilizante o pesticida químico. Pero el cultivo vegano va un paso más allá al evitar cualquiera de los subproductos animales típicos de los fertilizantes orgánicos, como estiércol de vaca, harina de pescado o guano de aves marinas o murciélagos.
Así el cultivo vegano es el paso lógico después del orgánico y los beneficios no solo se limitan al sabor y la calidad de la hierba que se cosecha. También proporciona a las plantas beneficios directos que proceden del hecho de que los nutrientes veganos son mucho más fáciles de metabolizar para las plantas, porque contienen menos productos de origen animal que se descomponen muy lentamente. Y debido a que las plantas cultivadas de forma vegana gastan menos tiempo en metabolizar los nutrientes, pueden gastar más energía desarrollando aceites esenciales, terpenos y otros compuestos valiosos.
Los fertilizantes veganos por tanto aumentan la biodisponibilidad de nutrientes para una planta de cannabis, que se refiere a la cantidad de nutrientes que puede absorber. Las plantas reciben los fertilizantes convencionales como una sustancia extraña, pues en la naturaleza están expuestas a muy poca materia animal (principalmente limitada a los insectos en descomposición). Por eso los nutrientes orgánicos veganos se asemejan más a las formas de nutrientes que las plantas utilizarían en su medio natural, generando un suelo más rico y más fértil donde el cannabis es libre de absorber nutrientes en cualquier momento, ya que siempre están 100% disponibles.
Las claves del cultivo orgánico vegano
La clave por tanto está en el sustrato: debe estar repleto de microorganismos beneficiosos y hongos que trabajen en armonía. En este sentido, suele aludirse al "supersustrato", un medio de cultivo que se modifica (siempre con componentes naturales) para que aporte a la marihuana todo lo que necesita con el fin de crecer sin necesidad de fertilizantes. El objetivo es crear un suelo vivo que imite la composición de un ecosistema natural, donde la vida y la muerte funcionan en simbiosis.
Más allá de la parte puramente química, los microorganismos juegan un papel fundamental en los cultivos orgánicos veganos porque al descomponer la materia aumentan la disponibilidad de nutrientes, fomentan la fijación de nitrógeno, la retención de agua y previenen las enfermedades de las raíces.
Así, el método de cultivo vegano se basa en el uso de tés de compost, microorganismos y abonos vegetales de diferente composición según el estado de la planta, junto con mantillos (por ejemplo heno) para acelerar los procesos naturales de compostaje.
Durante el periodo de crecimiento se aconseja añadir residuos ricos en nitrógeno, como los derivados de la alfalfa, ortiga o algas marinas. Por el contrario, durante la etapa de floración es más importante el fósforo o el potasio, así que son más adecuadas fertilizantes a base de raíces de bardana, ruibarbo y boniato; o incluso restos de manzanas, melocotones y ciruelas.
Con el fin de que el ecosistema de microorganismos se mantenga saludable es necesario aportarle el oxígeno que necesitan para que transformen los residuos orgánicos en nutrientes, lo que se consigue asegurando la aireación del sustrato, ya sea mediante medios mecánicos o añadiendo sustancias ligeras y porosas, como la perlita o la vermiculita.
Por otra parte, la adición de ácidos húmicos permite que los hongos micorrícicos se desarrollen y colonicen fácilmente las raíces. La planta así obtiene una red de distribución de nutrientes de mayor alcance, lo que resulta en una marihuana más vigorosa y de mejor calidad.
Muchos cultivadores dudan si cambiar a métodos de cultivo veganos porque no quieren sacrificar los altos rendimientos que han estado obteniendo con métodos orgánicos u otros métodos de cultivo. Pero los nutrientes que reciben las plantas son en realidad los mismos: la fuente de esos nutrientes es lo único que cambia. Y para los veganos que buscan incorporar el consumo ético en todos los aspectos de sus vidas, elegir cannabis cultivado de forma sostenible y con conciencia vegana ciertamente es un valor añadido a tener en cuenta.
muy bueno el futuro esta aca y es el cultivo organico vegano!!