No es lo mismo cultivar marihuana en interior que en exterior. Cada cual tiene sus ventajas y desventajas. Desde el coste inicial a los conocimientos previos necesarios, a la discreción, al riesgo de ataques externos… La lista es muy larga, pero no te preocupes. En este post analizaremos las dos opciones para que puedas elegir la que más te conviene.
Por Stoney Tark
Análisis del cultivo indoor
Tener la posibilidad de controlar el régimen de iluminación de tu armario o de tu jardín indoor es una de las grandes ventajas que ofrece este tipo de cultivo. Cada cultivador es diferente y, dependiendo de su objetivo, de las técnicas de cultivo que piensa utilizar, de su estilo o del tiempo disponible, la duración de la fase vegetativa así como de la de floración será más o menos larga. La variedad elegida y el número de cosechas anuales que se quiera obtener también condicionarán el tiempo de floración.
Otra importante ventaja es que, al conectar un temporizador al sistema de iluminación, podrás jugar con las horas de luz e inducir la floración cuando mejor te venga. Tus plantas creerán estar al aire libre. La amplia gama de luces de cultivo te permitirá elegir entre bombillas de sodio (HPS), de halogenuros metálicos (HM), LED y fluorescentes la que mejor se adapte a tus necesidades.
Los grandes avances en materia de iluminación han conseguido que el sector de las lámparas de cultivo se encuentre en su mejor momento, con más y más prestigiosos fabricantes desarrollando productos de última generación. Contar con la posibilidad de acondicionar estancias separadas destinadas al almacenamiento de plantas madre, a la producción de clones y a la floración es, sin duda alguna, una de las mayores ventajas del cultivo de marihuana indoor. A veces, la única manera de conseguir una producción continua es usando dos armarios de cultivo y rotando las plantas según se encuentren en fase de clon, vegetación o de floración.
Un aporte extra de dióxido de carbono puede también ser muy beneficioso ya que facilita el proceso de fotosíntesis y, por consiguiente, permite a las plantas mostrar todo su potencial. No obstante, muchos cultivadores deciden simplemente dejar que sus plantas se nutran del CO2 proveniente de una fuente externa. Si decides cultivar en un ambiente con una elevada concentración de CO2, es conveniente que la temperatura no descienda de 30°C. Puede que esto implique salir un poco de tu zona de confort, pero es la temperatura a la que las plantas absorben el dióxido de carbono de manera más efectiva.
Tanto la temperatura como la humedad de la estancia de cultivo irán cambiando a medida que la planta vaya pasando por las diferentes fases de su ciclo vital. A veces, tendrás que utilizar un ventilador de entrada que traiga aire fresco a tu cultivo; otras veces, no será necesario, pero procura mantener la temperatura y la humedad bajo control. Lo mejor es hacerse con uno de los controladores de temperatura de última generación disponibles en el mercado que te ayudarán a ajustar los parámetros de manera constante. Otra posibilidad sería un humidificador que te permita controlarlos manualmente desde el comienzo de la fase de crecimiento hasta la transición posterior al cambio de fotoperiodo a 12/12. Durante la floración, cuando la humedad relativa es muy elevada, tú jardín puede sufrir ataques fúngicos como el oídio o el moho.
Si llevas años cultivando en exterior, luchando contra viento y marea por evitar el ataque de estos diminutos enemigos, un cultivo indoor dotado de un buen sistema de extracción será pan comido. La única manera de que entren en un espacio de interior es a través del conducto de ventilación, porque un clon ya estaba previamente infectado o por su presencia en el medio de cultivo orgánico elegido.
El control biológico de plagas y enfermedades te permite no solo cultivar de la mejor manera posible sino hacerlo evitando el uso de químicos y manteniendo el equilibrio entre depredador y presa. Obtener depredadores capaces de acabar con una invasión no deseada es bastante económico además de beneficioso tanto para el producto final como para el planeta.
Bien es cierto que montar un cultivo indoor supone un desembolso considerable ya que es necesario comprar armarios de cultivo, lámparas, balastros, reflectores, sustratos orgánicos, macetas, sistemas hidropónicos, extractores de entrada/de salida, nutrientes para todo el ciclo, ventiladores oscilantes, ventiladores de pared, medidores de pH y EC… Sin embargo, tras la primera cosecha, prácticamente habrás recuperado esos gastos iniciales.
En cuanto al nivel de conocimientos necesarios, es importante estar mínimamente informado sobre los fotoperiodos, el equilibrio temperatura/humedad, las posibles plagas y patógenos que podrían hacer su aparición, las técnicas más efectivas para acabar con los olores indeseados... Con esas nociones básicas, solo te quedará ser lo más discreto posible para que tu cultivo no sea descubierto.
Análisis del cultivo outdoor
La principal ventaja de cultivar en exterior es que no hay que asumir ningún gasto de electricidad para que tus plantas reciban el aporte de luz necesario en cada una de sus fases. La luz del sol contiene rayos UVA, UVB y UVC, conocidos por su gran poder contra los patógenos así como por su capacidad para dar vitalidad y fuerza a las plantas. Cabe destacar que, aunque algunos fabricantes ya se han puesto a ello, las luces de interior no emiten rayos UVA. Al menos por el momento, no hay nada mejor que la luz solar. La intensidad de la luz puede también aumentar la producción de tricomas, siempre y cuando las condiciones ambientales sean las adecuadas.
Es en exterior donde obtendrás plantas de gran vigor capaces de producir hasta 1 kg de flores secas cada una; bestias de 3 metros que no dejan de crecer. Es cierto que el debate acerca de si la calidad del producto se ve mermada en las plantas con gran capacidad productiva sigue latente. Sin embargo, no debemos olvidar que este tipo de plantas no requieren una gran inversión por nuestra parte. Curiosamente, unos cultivadores de California han perfeccionado un método de cultivo orgánico que permite obtener plantas de gran tamaño cuya calidad está a la par de la de las plantas con un rendimiento más limitado.
El mayor problema de cultivar en exterior son, sin duda alguna, las plagas y, según dónde vivas, los animales que acechan tu cultivo. Las invasiones de mosca blanca, araña roja, orugas y saltamontes, entre otros, escapan muchas veces a nuestro control. La clave es evitar la humedad ambiental excesiva al acercarse el momento de la cosecha.
El oídio, sin embargo, se encuentra flotando en el aire y puede proceder de un cultivo cercano. Es muy difícil acabar con todos los peligros potenciales, sin embargo, tener unas nociones básicas sobre cómo detectarlos puede serte de gran ayuda al cultivar plantas de gran tamaño en exterior.
La privación de luz es una técnica que engaña a las plantas para que crean que los días son más cortos y, por lo tanto, comiencen la floración más pronto. Con este método, conseguirás varias cosechas al año incluso fuera de la época de cultivo habitual (de primavera a invierno).
El gasto inicial de montar un cultivo exterior es insignificante. Si optas por el cultivo orgánico y por el uso de macetas de fieltro, solo tendrás que comprar semillas, clones, nutrientes y soportes de bambú, por lo que el gasto será mínimo. Si, por el contrario, decides cavar un agujero directamente en la tierra, no tendrás ni que comprar macetas.
En el cultivo exterior, las plantas crecerán prácticamente solas, sin necesidad de mucha atención por tu parte. Cultivar una planta durante 6-8 meses te permitirá adquirir los conocimientos necesarios para gestionar tus futuros cultivos del mejor modo posible. Resumiendo, en función de tus necesidades logísticas, prácticas, económicas y geográficas, deberás optar por el cultivo de interior o de exterior. ¡Tú decides!
Envíanos tus comentarios
Tu puntuación (entre 1 y 5)
1 2 3 4 5Deja un comentario
Leer comentarios en otros idiomas