Las progresivas legalizaciones que se están dando en EE. UU. y otros países están trayendo consigo un enorme crecimiento de la industria cannábica, hecho que tiene sus consecuencias positivas y negativas. Entre las negativas destaca el impacto medioambiental de las plantas de cultivo industrial de marihuana, ya que este tipo de instalaciones necesitan gran cantidad de agua y electricidad para producir marihuana para consumo industrial. Abe Cohn, abogado especialista en legislación cannábica, nos cuenta en este post cuál es el impacto que el cultivo industrial de cannabis tiene en el planeta y cómo puede regularse para conseguir que la industria cannábica sea sostenible.
A pesar de su constante lucha por cumplir con lo establecido por la ley, la legalización de la marihuana ha traído consigo ciertos cambios en la realidad medioambiental. Una importante investigación realizada por el científico Dr. Evan Mills, nos proporciona hechos documentados que demuestran que la situación es, sin duda alguna, alarmante. En ella, podemos comprobar que las prácticas habituales en los cultivos de marihuana en interior tienen claramente numerosas consecuencias medioambientales. Entre las más perjudiciales encontramos las técnicas de iluminación que irradian mucho calor, los cambios de aire constantes así como el uso de cantidades ingentes de agua y de gasoil, todos ellos requisitos necesarios para crear las condiciones ideales para un cultivo de marihuana interior perfecto. La incapacidad de reducir la huella de carbono generada por este tipo de cultivo hace que la sostenibilidad de la industria y el bienestar del medio ambiente se vean afectados.
Cultivo industrial de marihuana: el problema principal
La mayor parte de la marihuana en EE. UU. es cultivada en interior. Ello es debido a que estas instalaciones cuentan con las condiciones climáticas ideales para producir un producto final óptimo. Desgraciadamente, el equipamiento necesario para crear estas condiciones requiere muchísima energía. Según el Dr. Evan Mills, en 2011, la industria del cannabis gastó 6000 millones de dólares en energía, lo que supone el doble de energía utilizada por las farmacéuticas a nivel nacional. Seis años más tarde, y después de que varios estados hayan legalizado el cannabis tanto para uso medicinal como recreativo, esa cifra habrá, sin duda alguna, aumentado de manera exponencial.
A tal efecto, podemos presuponer que la cantidad de agua necesaria para producir electricidad para cultivos de interior de ese tamaño será claramente superior a la necesaria para un cultivo en exterior. A todo ello debemos añadir que el cultivo de marihuana indoor no ha dejado de ganar adeptos. De hecho, los cultivadores a favor del cultivo en interior no hacen más que afirmar que, de esa manera, tienen un mayor control sobre el desarrollo de la planta. No debemos olvidar que es el mercado el que nos ha llevado a esta situación exigiendo un producto final de máxima calidad cultivada en las mejores condiciones.
Cómo cultivar marihuana industrial sin riesgos
Afortunadamente, existen ciertas estrategias que los cultivadores pueden utilizar para suavizar algunos de esos problemas medioambientales. En esencia, los cultivos de cannabis en interior deberían utilizar tanta energía renovable como les sea posible para poner en marcha los equipamientos. La energía solar, por ejemplo, es una novedosa fuente de energía que todos los cultivos deberían, al menos, considerar muy seriamente. Además, los sistemas de iluminación y otras maquinarías deben respetar la legislación actual para un uso eficiente de la energía. Para acabar, y dejando a un lado las posibles mejoras en materiales y maquinaria utilizada en los cultivos de interior, es importante señalar que la manera de cultivar más respetuosa con el medio ambiente es en exterior. Aunque entendemos que haya propietarios de instalaciones de interior poco entusiastas con esta sugerencia, no podemos dejar la oportunidad de señalarla como una opción a tener muy en cuenta.
Regulación gubernamental: ¿La necesitamos?
A pesar de que mi ideología liberal me impide apoyar una excesiva intrusión por parte del gobierno, no puedo negar que una regulación mínima podría ayudar a mejorar esta situación. Lo que no está claro, sin embargo, es hasta qué punto debería dicha legislación inmiscuirse. En cualquier caso, es una prioridad que las políticas antidrogas y de medio ambiente trabajen conjuntamente para encontrar una solución a este problema y desarrollarla como es debido ante los gobiernos pertinentes. La implicación del gobierno no supone en sí un problema aunque hayan demostrado que en ocasiones su participación puede conducir a corrupción. Debemos, a toda costa, evitar cualquier tipo de intromisión interesada o trato de favor por parte del tipo de grupos de presión que han arruinado la industria tabacalera. Debemos luchar por una regulación, evitando cualquier tipo de indicio de capitalismo de amigos.
En última instancia, es importante señalar que podría ser contraproducente para nuestra comunidad, ya enormemente estigmatizada, que el cultivo de marihuana causara daños irreparables en el medio ambiente. De hecho, la presión de la industria para que la marihuana cuente con un mayor reconocimiento y finalmente sea legalizada debería ir acompañada por una pasión igual de intensa por cultivarla de manera segura, controlada y responsable.
Abe Cohn es el director de operaciones de THC Legal Group, un equipo de abogados especializados en proporcionar protección legal a la industria cannábica.
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