A pesar de las restricciones por la pandemia de coronavirus (COVID-19), los consumidores de marihuana de los estados norteamericanos donde su uso es legal aún pueden tener acceso al cannabis, ya que muchas ciudades mantendrán abiertos los dispensarios como negocios "esenciales", al igual que farmacias y supermercados.
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No hace mucho tiempo, cualquiera que cultivara y vendiera marihuana corría el riesgo de ser arrestado. Pero ahora, en la era de la expansión de la legalización, los proveedores de cannabis son considerados miembros vitales de la comunidad de la misma manera que, por ejemplo, las farmacias, lo que refleja un cambio drástico en las percepciones culturales sobre la marihuana durante la última década.
Así, de un extremo al otro del país, los gobernadores y los funcionarios de salud pública consideran que las empresas de cannabis realizan tareas "esenciales" y que por ello pueden permanecer abiertas en medio de los cierres forzosos relacionados con el coronavirus.
Los críticos afirman que no tiene sentido permitir que los consumidores se congreguen en las tiendas de cannabis, lo que aumenta la posibilidad de infección, para que encima puedan comprar productos que se fuman, en un momento en que el virus ataca al sistema respiratorio humano.
Pero la marihuana medicinal se usa para una gran variedad de patologías, desde el trastorno de estrés postraumático hasta la ansiedad severa, pasando por la enfermedad de Crohn, el cáncer, los trastornos convulsivos, la esclerosis múltiple o el párkinson. Y estas enfermedades podrían agravarse en momentos de alta ansiedad o crisis. Incluso en un estado de calma, estos pacientes necesitan acceso a su cannabis medicinal para mitigar los síntomas.
Por eso muchos estados han restringido las ventas a aquellos con necesidades médicas, buscando limitar las multitudes de tiendas de cannabis en un momento en que se les dice a los residentes que se queden en sus hogares y practiquen el distanciamiento social.
En Massachusetts, por ejemplo, las tiendas de licores y los dispensarios de marihuana medicinal se consideraron esenciales, mientras que han prohibido las ventas para uso recreativo, a pesar de la presión por un tratamiento igualitario, ya que que dos tercios de los clientes recreativos también compran cannabis para aliviar algún síntoma, aunque no estén registrados como pacientes de marihuana medicinal por distintas causas.
Por otro lado en Nevada solo se permiten entregas a domicilio, prohibiendo las ventas en tiendas. Y las ventas de Michigan deben hacerse en la acera, lo que permite a hacer la compra de cannabis on-line y enviar mensajes de texto a la empresa para que les traigan el producto a su automóvil, limitando la interacción personal.
¿Qué pasa en California?
En California, su orden estatal del 19 de marzo que cerró la mayoría de las empresas y ordenó a los residentes que permanecieran en sus hogares, eximió a aquellos considerados por los organismos de salud pública como "trabajadores esenciales de infraestructuras críticas", que "protegen la salud y el bienestar de todos los californianos". Así los dispensarios de cannabis con una licencia "no estarán cerrados" para atender compradores que van desde "personas con necesidades médicas crónicas, hasta aquellos que solo necesitan relajarse en un momento de gran ansiedad", anunció el gobernador Gavin Newsom, que fue el principal defensor de la Propuesta 64 , la medida de votación de 2016 que legalizó la venta de cannabis para uso recreativo en California.
Allí los dispensarios de marihuana son tratados como farmacias, ya que impedirlo obligaría a adquirir marihuana en el mercado negro, donde los productos pueden contener pesticidas y otros componentes que pueden poner en peligro la salud. Además, garantizar el acceso a la marihuana puede evitar la compra del pánico, los cuellos de botella en la cadena de suministro y los dispensarios abarrotados. Y sobre todo es poco ético interrumpir una atención médica con marihuana en un momento en que los sistemas de salud ya están gravemente sobrecargados.
Un soplo de aire fresco para la industria del cannabis
La decisión del estado de permitir que los dispensarios permanezcan abiertos ha sido bienvenida para la industria del cannabis de California, que ha estado luchando para competir con el mercado negro a pesar de los altos impuestos, la estricta regulación y la negativa de la mayoría de las ciudades del estado a permitir las tiendas de marihuana.
El estado tiene 1.100 tiendas minoristas con licencia y empresas de reparto a domicilio; y muchas han visto un explosivo aumento en las ventas desde que comenzó el brote de COVID-19, a medida que los estadounidenses ansiosos se preparan para estar encerrados en sus hogares durante meses.
Durante el período de nueve días que terminó el 21 de marzo, las ventas diarias de cannabis llegaron a aumentar hasta un 159% en California en comparación con el año anterior, un 100% en el estado de Washington y crecieron un 46% en Colorado, según datos de la firma de análisis de cannabis Headset Inc.. Las entregas a domicilio también aumentaron significativamente; y los usuarios compraran un 25 % más de lo que normalmente hacen para abastecerse, con grandes picos en las ventas que superaron incluso al 4/20, cuando la industria generalmente ve su mayor aumento en las ventas.
Los dispensarios de marihuana también están contratando trabajadores despedidos de otras industrias para satisfacer la demanda. Harbourside, que opera tres tiendas en el Área de la Bahía, se encontró de repente sin personal debido a que las solicitudes de entrega aumentaron en un 45 % y las llamadas telefónicas aumentaron de 100 a 8.000 por día, haciéndolos virar hacía un modelo de entrega tipo Amazon, tomando pedidos un día y enviando la entrega al día siguiente.
Y en medio de un colapso histórico del mercado, los precios de las acciones de las compañías de cannabis como MedMen Enterprises y Tilray, dos de las más grandes de América del Norte, se duplicaron durante la última semana.
Aún así, la floreciente industria se enfrenta a algunas dificultades financieras graves: el paquete económico de estímulo que ofreció el Congreso para ayudar a los negocios afectados por el COVID-19 impide que las compañías de cannabis aprovechen sus beneficios, lo que refleja la continua ilegalidad federal de la marihuana.
Una ayuda que va más allá
También, ante la escasez de equipos médicos y desinfectantes, algunas empresas de cannabis están adaptando sus procesos de producción para fabricar y donar a los hospitales locales un producto esencial para ayudar a combatir el coronavirus: desinfectante para manos.
Y parece que pueden hacerlo sin costes significativos, ya que los productores de cannabis utilizan frecuentemente grandes cantidades de etanol (el alcohol etílico) para hacer extracciones de todo tipo, por lo que muchas compañías tienen un gran stock de esta sustancia para usarlo como ingrediente principal en desinfectantes, algo que es bastante sencillo de fabricar, suponiendo que tenga las instalaciones, los permisos y el equipo.
Si a esto le unimos que cannabinoides como el CBD o el CBG tienen potentes propiedades antibacterianas, mezclandolos con alcohol se obtiene un producto que no solo desinfecta tus manos de muchos microorganismos, sino que también ayuda a proteger tus sistema inmunológico.
El cultivo industrial de cannabis también requiere un montón de desinfectantes y equipo de protección para el control de plagas, por lo que ya son varias las empresas de cultivo que han donado sus trajes de protección, guantes y mascarillas a los hospitales que los necesitan, de manera totalmente altruista.
El reconocimiento del sector del cannabis como 'esencial' por parte de los funcionarios del gobierno demuestra que el cannabis no solo está aquí para quedarse, sino que es una parte fundamental en la vida de millones de personas. Sin duda, se trata de un movimiento la dirección correcta para aquellos que necesitan mantener su calidad de vida durante estos tiempos difíciles.
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