La mayor parte de la marihuana de EE. UU. es cultivada en interior, ya que estas instalaciones cuentan con las condiciones climáticas ideales para producir un producto final óptimo. Desgraciadamente, el equipamiento necesario para crear estas condiciones requiere muchísima energía y mucho gasto de agua. En este post os mostramos distintas opciones para conseguir de la manera más efectiva este preciado líquido elemento.
El cannabis es una industria que mueve miles de millones de dólares solo en California, pero únicamente 12 municipios en el estado permiten el cannabis cultivado al aire libre. En cambio, la mayoría de la marihuana se cultiva en interiores bajo iluminación industrial de alta intensidad, lo que conlleva una gran huella de carbono. Los pocos cultivos al aire libre que existen además se enfrentan a costes regulatorios elevados y muchos impuestos en comparación con los cultivos en interior.
Por desgracia, la creciente expansión de este tipo de cultivo también trae consigo graves consecuencias ambientales. Una investigación publicada en el Journal of Energy Policy estimaba que solo la industria del cannabis representaba el 1 % del total de la electricidad empleada en todo Estados Unidos, un número que refrendaba otro estudio que reflejaba que los procesos de cultivo de cannabis consumen 6000 millones de dólares al año de la energía estadounidense o lo suficiente para abastecer a casi 2 millones de hogares.
El agua, el otro gran problema
Con los cultivos de interior también existe un gran problema con el uso del agua, especialmente en un estado como California azotado por graves periodos de sequía, además de la posible contaminación del agua subterránea por los residuos producidos por otros grandes cultivos agrícolas, que a menudo utilizan fertilizantes ricos en nitratos.
Como todas las plantas, el cannabis requiere de agua para realizar sus funciones más básicas. El agua suministra nutrientes a toda la planta y, sin ella, el cannabis no puede sobrevivir. Pero para cultivar plantas sanas y fuertes, deberás prestar mucha atención al tipo de agua que estás proporcionando a tu cultivo.
El agua puede contener una serie de contaminantes, algunos de los cuales son seguros para usar en una plantación en interior y otros que pueden tener graves consecuencias para la salud de la planta. Cada cultivador debe saber dónde obtener agua limpia y cómo tratar el agua contaminada para que sea adecuada para su cultivo.
Cómo y dónde obtener agua para un cultivo de interior
1- Sistemas de recogida de agua
Uno de los métodos más sostenibles es crear un sistema para recoger el agua de lluvia o las aguas grises producidas por el uso doméstico, aquellas que salen por los desagües de bañeras, lavabos, pilas de la cocina, lavavajillas o lavadoras. Son sistemas que funcionan muy bien en las circunstancias adecuadas y pueden ser económicos y respetuosos con el medio ambiente.
- Ventajas: Estos sistemas pueden durar largos períodos de tiempo con poco mantenimiento. Además son especialmente útiles en climas con períodos secos donde se fomenta el ahorro de agua. La reutilización de aguas grises también es una excelente manera de reciclar el agua no deseada que ya se ha utilizado en una propiedad.
- Inconvenientes: Desafortunadamente, muchas jurisdicciones tienen ordenanzas que prohíben o establecen límites estrictos sobre la recogida de agua de lluvia y la reutilización de aguas grises. Aunque la configuración de un sistema simple de captación de este tipo de aguas puede ser económica, todavía se requiere un capital inicial. Además, el agua que se obtiene, ya sea por lluvia o por reutilización, deberá ser filtrada y almacenada adecuadamente.
2- Agua del grifo sin filtrar
Contrariamente a la creencia popular, el uso de agua del grifo sin filtrar en el cultivo de cannabis no es una sentencia de muerte para las plantas. Este tipo de agua varía mucho según los protocolos de tratamiento hidráulico de cada municipio. Algunas ciudades usan agua muy dura con altos niveles de contaminantes como el cloro, el calcio y el magnesio. Si bien el agua con una concentración baja de estos productos químicos no necesariamente matará a una planta, puede tener un impacto negativo en la actividad biológica de un sustrato.
- Ventajas: El agua del grifo es barata, lo que significa que es fácil de obtener y se puede aumentar la cantidad necesaria si tienes un alto número de plantas. Además, no se necesita mucho trabajo adicional para usar este agua del grifo después de ajustar el nivel de contaminantes y el pH. Por ejemplo, para eliminar el cloro basta con dejar reposar el agua 24-48 h para que este compuesto se evapore.
- Inconvenientes: Es posible que esta opción no sea válida para los cultivadores que viven en ciudades con sistemas de agua muy tratados. Los cultivadores orgánicos también encontrarán que los químicos en el agua tratada pueden tener un impacto negativo en la vida biológica de sus suelos.
3- Agua embotellada
Se trata de una gran fuente de agua pura y no contaminada que es relativamente barata para un cultivo de interior a pequeña escala. La mayoría de las tiendas tienen agua destilada embotellada y muchas compañías ofrecen servicios de distribución de agua a precios razonables.
- Ventajas: Esta agua es asequible en cantidades bajas y fácil de obtener. También es segura para las plantas y no necesita ninguna filtración adicional.
- Inconvenientes: El coste del abastecimiento de agua embotellada se acumulará con el tiempo. Es adecuada para los pequeños productores, pero los cultivadores a gran escala lo encontrarán excesivamente caro. Además, este método también tiene un gran impacto en el medio ambiente, sobre todo en los recursos necesarios para crear los recipientes y los métodos para transportar el agua (como el combustible).
4- Sistemas de filtración de agua
Para los cultivadores a gran escala, los sistemas de filtración de agua son la opción más efectiva. Existen varios, aunque los de ósmosis inversa parecen ser los más populares para el cultivo de cannabis. Estos sistemas funcionan empujando las moléculas de agua a través de una membrana semipermeable, filtrando la mayoría de los contaminantes. Hay muchos tipos de sistemas de ósmosis inversa que varían en precio, pero un cultivador de marihuana a pequeña escala puede hacer uso de las ventajas de los modelos para fregadero. Dependiendo de los litros de agua usada, un modelo estándar puede filtrar hasta 189 litros de agua del grifo a diario, dando un 0 ppm de impurezas y un pH de 7.
- Ventajas: El uso de estos sistemas garantizará una filtración y descontaminación absolutas, lo que le convierte en el método más seguro para limpiar grandes cantidades de agua. Tras la inversión inicial de su instalación, producirá un suministro virtualmente infinito de agua limpia para un cultivo.
- Inconvenientes: El coste inicial, incluso para el sistema de ósmosis inversa más básico, puede ser alto, de cientos de euros, con sistemas más avanzados que se pueden ir a miles de euros. Con una barrera de entrada tan alta, los pequeños productores pueden encontrar que las ósmosis inversa es un sueño imposible.
5- Sistemas de condensación
La mayoría de los cultivadores de interior cultivan en habitaciones con temperatura controlada para ayudar a mantener las plantas en condiciones óptimas. Para que esto funcione, dependen en gran medida de sistemas de climatización, que a menudo producen condensación o exceso de agua. Mientras que el agua normalmente se descarga como desperdicio, algunos cultivadores han comenzado a instalar sistemas que capturan el agua condensada y la vuelven a usar.
- Ventajas: Los productores pueden capturar el agua de su sistema de climatización añadiendo deshumidificadores en la instalación o, directamente, utilizando el agua que sale por el tubo de condensación del aire acondicionado. Además de los beneficios ambientales, la recirculación del agua puede proporcionar información sobre aspectos cruciales de la salud de las plantas, como los niveles de pH o determinar si necesitamos cambiar los nutrientes.
- Inconvenientes: Pero existe un problema y es que, con toda seguridad, esa agua va a contener una serie de microorganismos nada saludables. Ello se debe a las condiciones de humedad y temperatura que se dan en determinadas zonas del compresor y que son ideales para la proliferación de estos microorganismos, que pueden afectar a las plantas y a nosotros mismos.
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