Descarboxilar los cogollos, preparar antes aceite o mantequilla para usar luego en las recetas, limpiar la planta… A muchas personas les gustan los alimentos con marihuana, pero para hacerlos bien hay que vigilar los procesos. Te contamos todo lo que debes tener en cuenta antes de ponerte con las manos en la masa, nunca mejor dicho.
Aceites, infusiones, dulces… A muchas personas se les hará la boca agua con estas palabras, y más si son también amantes del cannabis. El consumo de marihuana en comestibles es una de las opciones preferidas por muchos fans de la planta, que rechazan la combustión porque temen ciertos elementos tóxicos y no les gustan otras formas de consumo, como la vaporización. Pero a la vez, también hay que cuidar el preparado de estos alimentos, para no caer en intoxicaciones o sabores desagradables.
Te damos cinco consejos generales para cocinar los mejores comestibles de cannabis. La idea es que no te lleves un susto al consumirlos, ni tampoco tus invitados. ¡Buen provecho!
1- Asegúrate de que la hierba esté limpia (y descarboxilada)
Si has cultivado cannabis en casa, seguro que sabes cómo son los fertilizantes o insecticidas que has usado. Por tanto, sabes si la planta estará apta para el consumo. Sin embargo, si te la ha pasado un amigo que también autocultiva o si tienes dudas sobre el sabor de la tuya, límpiala.
Para ello, cuando la marihuana está todavía en cogollos, déjala en agua destilada durante 3 días y cambia esta cada 12 horas. A continuación, escalda los cogollos en agua caliente, sin que llegue a hervir, durante 5 minutos; y hazles un baño de hielo durante 1 minuto para enfriarlos. Por último, seca y descarboxila.
De hecho, la descarboxilación es necesaria: gracias al calor, harás que los cannabinoides pasen de su forma ácida a su forma neutra por la pérdida de una molécula de dióxido de carbono (CO2) y estén más presentes en la comida y que tú notes mejor sus efectos. Nada de cocinar con cannabis 'crudo'.
Hay diferentes ideas sobre el tiempo y temperatura de la descarboxilación. Hay quienes opinan que debe hacerse entre los 100 y los 1 20 grados Celsius y entre 30 y 60 minutos. Otros afinan y dan una temperatura exacta de 116 grados Celsius durante 90 minutos. Si tienes experiencia en este proceso, hazla a tu gusto. Si no, atiende a estos rangos de temperaturas y observa los resultados.
Aunque debes saber que cuanto mayor sea la temperatura menos tiempo deberemos invertir, pues a menor temperatura más baja será la pérdida de terpenos. La descarboxilación es, por tanto, una cuestión de equilibrio entre estas dos variables.
2- Prepara antes aceite o mantequilla de marihuana
El aceite o la mantequilla se pueden usar luego para cocinar otros comestibles, como repostería. Cuesta digerir la marihuana seca, por muy picada que esté, así que es mejor obtener los cannabinoides a través de estas dos bases para el cocinado. Recuerda que los cannabinoides son moléculas liposolubles, es decir, que se disuelven en grasas, de ahí que los productores de comestibles infusionados se vean limitados al empleo de aceites y grasas, algo que por otra parte impide desarrollar productos altamente saludables y versátiles basados en líquidos.
Según los expertos en la materia, no existe una dosificación estandar para cocinar con cannabis porque esta depende de la potencia de la variedad utilizada y del metabolismo de cada persona. Pero una buena referencia es añadir por cada taza de aceite una taza de cannabis picado (mejor con un 'grinder'), entre 7 y 10 gramos. Este cannabis tiene que haber sido descarboxilado, para que los cannabinoides se unan a los lípidos del aceite y luego nos sean útiles en nuestro cuerpo. La mezcla se hará en una olla o cazo puesta a entre 71 y 93 grados Celsius, y removeremos lentamente. Antes de usarlo, lo colamos con una gasa, para filtrar los restos de planta que queden.
En cuanto a la mantequilla, necesitas 1 litro de agua, 500 gramos de mantequilla convencional y diez gramos de cannabis triturado. Calienta el agua a fuego lento y, cuando esté hirviendo lentamente, con pequeñas burbujas, añade la marihuana y la mantequilla. Ahora, deja la mezcla a fuego lento durante 60 minutos, removiendo de vez en cuando. Filtra la mezcla, métela en una bandeja y guárdala en el frigorífico para que se separen el agua y la mantequilla. Cuando termine el proceso, retira el agua y déjala reposar a temperatura ambiente.
3- Distribuye bien por todos los ingredientes
Si hacemos 'brownies' o tartas, procuremos mezclar bien el aceite o la mantequilla con el resto de ingredientes, para que todas las porciones tengan una cantidad uniforme de estos. Ya hay quien ha comido una porción de tarta y se ha colocado, mientras que la persona de al lado no ha notado los efectos de la misma manera. La clave está en agitar bien con una cuchara de madera o una herramienta parecida.
Porque hay que entender de qué forma interactúan los comestibles de marihuana con nuestro cuerpo, pues el momento de efecto y la duración será diferente. Si estás fumando o vaporizando estás absorbiendo todo el THC y los cannabinoides a través de tus pulmones. Estos componentes van directos al torrente sanguíneo, lo que quiere decir que se notarán los efectos en 10 minutos.
Sin embargo, con los alimentos cannábicos el cuerpo tiene que digerir la comida, que pasa por el estómago y el intestino antes de llegar al hígado. Es entonces cuando el THC entra al torrente sanguíneo. Esto implica que pueden pasar de 30 minutos a dos horas antes de que se note el impacto real. Además, también hay que ser conscientes de que el colocón será más extenso, pues el hígado convierte el THC en un tipo de molécula diferente a la que absorbe los pulmones, una molécula que es hasta 10 veces más psicoactiva que si el tetrahidrocannabinol se ingiriera a través de la inhalación.
4- Cuidado con las cantidades
No podemos espolvorear cannabis picado como quien le echa azúcar al café. Muy pocos gramos ya generan una gran potencia, y si las personas no están acostumbradas a los efectos de la marihuana pueden sentirse mal. Igualmente, no todas las variedades de marihuana tienen el mismo porcentaje de THC o de CBD, así que hay que tener cuidado con los altos porcentajes de psicoactividad, que acaban en un mal viaje o amarillo.
Antes de echar el aceite o la mantequilla en los preparados, hay que probarlos, para saber la cantidad idónea que usar. Un truco de algunas personas es tomar un cuarto o mitad de cucharilla, esperar una hora y comprobar los efectos. Si nos encontramos bien, usamos esa medida para aliñar de forma individual un plato o bebida o la multiplicamos por el número de porciones que tendrá nuestro comestible (bizcocho, 'brownie'…).
Además de las cantidades de marihuana en el preparado, hay que vigilar cuánto comestible se consume. No vale devorar dos o tres 'brownies' o un gran trozo de tarta, sino pequeñas porciones, con las que tendremos más controlado los efectos de la planta. Las ingerimos y, pasados unos 30 minutos, comprobamos cómo nos sentimos. Si estamos bien, podemos comer más. Esta medida es diferente para cada persona, debido a que todos toleramos de forma diferente la planta.
Porque no todo es el tamaño de la porción : el metabolismo particular de cada uno también juega un papel. Tampoco se producirá el mismo efecto si es la primera vez que se consume o si quien come las galletas es un aficionado al consumo. Además, haber tomando otros alimentos (no cannábicos) recientemente también influirá en el colocón.
5- Etiqueta y guarda las sobras si todavía se pueden consumir
A veces sobran porciones que pueden consumirse el día siguiente. O has dado con la cantidad y variedad exacta para repetir la receta. En estos casos, es ideal que apuntes todos los pasos que sigues durante el cocinado y que, al terminar, etiquetes el recipiente con lo que hay dentro y la fecha de preparación. Mejor si usas recipientes sellados y los guardas en la nevera. Y si tienes niños en casa, guarda la comida en un lugar seguro, al que no accedan.
Y como consejo final, y debido a lo alargado de los efectos del cannabis ingerido, lo más recomendable es que el consumo se produzca en un lugar privado en el que nos sintamos seguros, como nuestra casa o la de un amigo. Tener a mano chocolate por si nos entra el hambre y un poco de café también será una buena opción, así como evitar las bebidas alcohólicas. Y si a pesar de toda esta información consumes marihuana de más y te sientes raro, no te preocupes. Todo lo que debes hacer es beber mucha agua e irte a dormir.
Con estos consejos y tus dotes culinarias, la cocina cannábica no tendrá secretos para ti. Disfruta del cannabis de forma diferente a la vez que deleitas tu paladar.
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