Cultivar marihuana, tanto en indoor como en outdoor, es tarea fácil. Sin embargo, es muy importante ser conscientes de los peligros potenciales a los que nos enfrentamos. Transformar cualquier habitación, sótano o ático en un espacio de cultivo debidamente aislado puede resultar más complicado de lo que parece a primera vista. A continuación encontraréis algunos consejos para hacerlo de la mejor manera posible.
Ruidos indeseados
Antes de que te des cuenta, la que era una habitación silenciosa se llenará de ruidosos extractores, balastros, ventiladores… que harán que el techo, las paredes y el suelo comiencen a vibrar. Cerrar la puerta de la habitación no hará que ese ruido desaparezca, por lo que habrá que tomar medidas para minimizarlo al máximo. Mi consejo es suspender los extractores de aire en lugar de fijarlos al techo.
Si, además, utilizamos conductos aislantes y los introducimos en un receptáculo de madera anti-ruido, la diferencia será más que notable. Para una mayor seguridad, recomiendo acercar el oído al suelo y a los postes para ver si hay vibración en algún otro lugar.
Control de olores
Mantener bajo control el intenso olor que desprenden las plantas es esencial para poder cultivar en paz y no levantar ningún tipo de sospecha. Todo espacio de cultivo que se precie debe estar provisto de un extractor de aire conectado a un filtro de carbón. Mi consejo, en este caso, es invertir en un buen filtro. No seas tacaño, ya que un producto de mala calidad o de un tamaño inadecuado podría acabar costándote muy caro.
Los extractores pueden eliminar cierta cantidad de aire, según su tamaño y capacidad. Por lo que tendrás que encontrar el que mejor se adapte a tu espacio de cultivo, el que te permita un intercambio de aire más adecuado. Evita los extractores de baja potencia y comprueba que el aire que sale del espacio/armario de cultivo huele bien. Un filtro de carbono de buena calidad posee un tiempo de vida útil muy elevado.
Vecinos descontentos
No hay nada peor que un vecino descontento. Quizás no sea tan fácil que ciertos vecinos se mantengan al margen pero no olvides que incluso ellos pueden resultarte útiles en alguna ocasión. Mi consejo es que te acerques a ellos y hagas que comiencen a verte como a una persona inocente y simplona.
Establecer ciertos lazos con ellos hará que, si están descontentos con el sonido o el olor que proviene de tu jardín, simplemente se limiten a comentártelo, sin ir más allá. Por mi experiencia, una pequeña advertencia de un vecino agradable es mucho mejor que una llamada desde el enfado con consecuencias inesperadas.
Plantas acompañantes
Esto se aplica sobre todo a plantas de exterior o a las autoflorecientes que son cultivadas en patios o balcones. Una gran manera de hacer que tus plantas prosperen de forma segura es utilizando plantas acompañantes. Estas plantas añaden un toque de color y de aroma a tu cultivo al mismo tiempo que ayudan a combatir ciertas plagas. Además, son muy baratas y fáciles de encontrar.
Entre las más comunes tenemos el crisantemo, el cilantro y la balsamita, pero también la albahaca, el hinojo y el romero, que nos ayudarán a mantener a las babosas bajo control. Cualquiera de estas plantas, mezclada con tus plantas de marihuana, hará que no sean tan fáciles de localizar. Podrás encontrarlas en cualquier tipo de invernadero o centro de jardinería y añadirán una nueva dimensión a tu cultivo de exterior.
Tratamiento de residuos
Saber cómo tratar los desechos de tu cultivo hará que puedas seguir con tu labor sin levantar sospechas. Sustrato, raíces, hojas, ramas, macetas, recipientes de nutrientes, bolsas de tierra… Son muchos los residuos generados durante el proceso de cultivo. Yo recomiendo, por un lado, reutilizar los medios orgánicos y mejorar la población microbiana y, por otro, establecer un sistema de compostaje para las hojas y los tallos sobrantes.
En cuanto a las bolsas de plástico, macetas y botellas de nutrientes, asegúrate de ocultar las etiquetas para que nadie adivine la naturaleza de los mismos. Otro punto importante es que deberán ser depositadas en un contenedor diferente al que hayas utilizado para deshacerte de los restos de la planta. Una alternativa muy válida, si tienes la suerte de contar con una buena cantidad de hojas de azúcar, sería utilizarlas para hacer BHO o hachís.
Salas de secado
Según parece, los híbridos con aromas intensos a petróleo están viviendo su mejor momento. Es sabido por todos que las bombas terpénicas como OG Kush, Sour Diesel y Chemdawg producen un olor muy fuerte durante el secado, y que las fragancias florales y afrutadas no huelen tanto como las genéticas terrosas. Por ello, mi consejo es secar las plantas dentro de armarios de cultivo. No tomes atajos y utilices una caja de cartón. No es lo mismo.
Invierte en un buen armario equipado con filtros de carbono y extractores de aire. Si no puedes permitirte uno grande, bastará con uno pequeño. En cualquier caso, asegúrate de que la temperatura se mantenga constante en 15°C y que la humedad relativa no se aleje del 30%. Dormir sabiendo que tu jardín y tu sala de secado están 100% aislados siempre es mucho más fácil.
En boca cerrada no entran moscas
Lamentablemente, vivimos en un mundo en el que las noticias vuelan, por lo que a veces es mejor mantener ciertas cosas en secreto. Ya seas un cultivador a gran escala o un amante del cannabis que cultiva por placer, la mejor manera de evitar visitas no deseadas es trabajando fuera del radar.
Muchos cultivos acaban siendo descubiertos tras una pelea o desacuerdo personal. Los celos o el recelo pueden hacer que una redada acabe con tus preciadas plantas, sin importar las leyes que tengas a tu favor. En resumen, el silencio siempre será tu mejor aliado.
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