Uno de los condados integrantes del llamado Triángulo Esmeralda, la famosa zona de cultivo de cannabis californiana, busca que microrregiones dentro de su territorio, con características climáticas y de suelo bien definidas, tengan una etiqueta que demuestre la procedencia y calidad de la marihuana. De este modo, los pequeños cultivadores podrían plantar cara a las grandes empresas que se quieran apropiar de un topónimo del lugar para promocionar su producto.
El objetivo de las denominaciones de origen es dar estatus y calidad a muchos de los productos que compramos, identificando la excelencia con el lugar de donde provienen. Lo vemos en el queso, el jamón, el aceite de oliva… ¿Por qué no también en la marihuana? Tener una etiqueta acreditativa da fe al consumidor de que está ante una hierba que ha seguido una producción de altos estándares y está vinculada a un territorio en concreto. Precisamente ese debate ha surgido en California, donde hay un proyecto para atribuir una denominación de origen a algunas variedades que se cultivan en el estado. Es lo que está intentando conseguir el Mendocino Appellations Project, una idea desarrollada en el condado de Mendocino que busca dar ese título a los cultivos para "proteger la cultura singular y la marca del cannabis". Los agricultores quieren aprovechar que las leyes del estado ya califican al cultivo de cannabis como agricultura para aplicar los mismos criterios que se establecen para otros productos y crear así denominaciones de origen regionales. Argumentos no les faltan. En el condado de Mendocino, uno de los cultivadores clásicos de cannabis en el estado de California, existe también una floreciente industria del vino con varias denominaciones de origen. Estas se otorgaron para especificar un determinado bioclima o tipo de suelo, factores que influyen de manera decisiva en los cultivos. Así, el condado tiene diez Áreas Viticulturales Estadounidenses (AVA, por sus siglas en inglés), que obligan a que el 85 % de las uvas usadas en los caldos hayan crecido en la región. Si los mismos criterios que se usan para el vino se trasladan a la marihuana, solo los productores de cannabis que cultivan en Mendocino podrían usar el nombre del condado. Los pequeños cultivadores quieren usar la denominación en las etiquetas de sus productos o en las cepas que cultiven como forma de protegerse de las grandes corporaciones que emplean o podrían emplear los topónimos de la zona para reforzar sus marcas. El uso de cualquier nombre relacionado con el Triángulo Esmeralda (la región del norte de California donde se encuentra Mendocino y donde están también otros condados cultivadores de cannabis como el de Humboldt) no es baladí: dicha zona es conocida por su larga y excelente trayectoria de producción de marihuana de alta calidad.
En caso de que las denominaciones de origen californianas aplicaran los mismos criterios que rigen en toda la nación para el vino, los productores deberían demostrar que el nombre que proponen es conocido en el lugar o en el país para referirse a esa área; que el territorio tiene unas fronteras reconocibles y que las condiciones del terreno (clima, suelo, altitud…) son únicas. De este modo, los consumidores podrían saber con certeza que la planta de cannabis fue cultivada en su lugar de origen o bajo qué condiciones climáticas creció y fue recolectada. Tras una encuesta entre agricultores locales, el Mendocino Appellations Project ha creado un mapa con varias microrregiones dentro del condado, diferenciadas por características únicas. De momento hay diez: Spyrock-Bell Springs, Covelo-Dos Rios, Long Valley-Branscomb-Leggett, Willits, Comptche, Ukiah Valley, North Mendocino Coast, South Mendocino Coast-Greenwood Ridge, Anderson Valley-South Mendocino y Potter Valley. Además, el equipo está pidiendo más colaboración antes de llevar su propuesta al gobierno estatal para que apruebe el proyecto, algo que esperan para finales de año: saben que cuantos más cultivadores estén implicados mayor parecerá el interés. Además, han contactado con el Consejo de Turismo del condado para establecer sinergias y con otros condados cultivadores. Justin Calvino, del Appellations Project, ha expresado su deseo de que se establezca un nombre como 'Mendocino Made' (fabricado en Mendocino) y que este ayude a conectar a los cultivadores de cannabis del condado con los movimientos de economía local, que buscan consumir productos de cercanía. Calvino también ha apelado a la larga tradición cultivadora de cannabis en la región, de por lo menos cuarenta años, para reclamar las denominaciones. Su sueño es que Mendocino se conozca como 'el Napa del cannabis', en referencia a este condado californiano famoso por sus vinos.
Calvino ha explicado que allá donde van explicando su proyecto se encuentran con gente "emocionada": "En concreto, conectamos con las regiones donde la gente que cultiva tiene orgullo de comunidad". Además, si la iniciativa prosperara y las denominaciones de origen comenzaran a entregarse, se espera que la Oficina de Patentes de Estados Unidos aplique las mismas políticas que para otras marcas y no registre nuevos nombres cuya descripción haga una referencia geográfica a las zonas protegidas por la calificación. Esto se hace para evitar que una empresa registre un topónimo y así otras no puedan indicar la procedencia de sus productos. De este modo, el sistema "es un medio de proteger la herencia única de California y el liderazgo dentro de su industria", ha dicho el director ejecutivo de la Asociación de Cultivadores de Cannabis del estado, Hezekiah Allen. A él, que también ha recordado las "comunidades aisladas de cultivadores de cannabis" con una "cultura singular" que hay en la zona, le gustaría que aquellas también incorporaran prácticas de sostenibilidad o de uso responsable de pesticidas. Sin embargo, conseguir este etiquetado especial para el producto verde no será tan fácil como en el caso de los vinos, debido a la ilegalidad del cannabis a nivel federal (solo algunos estados han aprobado los usos recreativo o terapéutico). Las denominaciones de origen son otorgadas por el TTB, una agencia nacional, dependiente del Departamento del Tesoro. En Mendocino temen que el TTB no dé su aprobación a unas etiquetas regionales como ya sucede con el Departamento de Agricultura, que no da certificados de producto orgánico al cannabis.
El comisario de Agricultura de Mendocino, Chuck Morse, ha mostrado su apoyo a la iniciativa y ha señalado que el condado podría también establecer una versión local de los estándares de certificación orgánica. Aunque no sería exactamente lo mismo, esto también podría incrementar el valor de las marcas del condado. En Mendocino están muy motivados con este proyecto, que tanto puede beneficiar a los pequeños cultivadores. Ahora solo queda que la burocracia de California cumpla con las expectativas, y pronto podremos ver un cannabis al mismo nivel (o por lo menos, a nivel regional) que un queso, un vino o un jamón. Los consumidores más 'gourmet' seguro que lo agradecerán. Mientras tanto puedes seguir disfrutando de nuestras genéticas californianas en tu jardín con sólo pasarte por nuestra tienda para comprar semillas de marihuana. ¡Disfruta cultivando!
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