La cochinilla es uno de los insectos más molestos y perjudiciales para los cultivos cannabis. Este parásito, tan pequeño como insidioso, puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para cualquiera que se ocupe al cuidado de un huerto, tanto si es de plantas cannabis como si es de cualquier otra especie vegetal. Sin embargo, aunque es muy resistente, existen alternativas para defender nuestras plantas y frenar su proliferación.
La cochinilla es uno de los enemigos más comunes de nuestros cultivos de marihuana; pero también contamos con una serie de medidas para prevenir y combatir su aparición en forma de plaga, para así conseguir el mejor rendimiento posible de nuestras plantas. Se trata de un insecto muy similar a las chinches o los pulgones y todos pertenecen a la gran familia de los hemípteros (Rhynchota). Su peligrosidad es consecuencia de que se ocultan fácilmente entre las plantas y, por lo tanto, son difíciles de detectar, especialmente si no se realizan inspecciones constantes y exhaustivas entre las ramas y las hojas.
¿Cómo son?
Existe una amplia variedad de especies de cochinillas, pero las que más nos deben preocupar son, sin duda, la cochinilla harinosa (o algodonosa) y la cochinilla parda. Estas especies, que aparecen con más facilidad en cultivos al aire libre, son capaces de atacar y alimentarse de casi cualquier tipo de planta, entre ellas, la marihuana.
Las cochinillas pardas, las más comunes en los cultivos de cannabis, atacan las zonas aéreas de las plantas, principalmente tallos. Su tamaño es muy reducido, con apenas 4 milímetros en estado adulto. Poseen un aspecto muy característico, gracias a una especie de escudo protector que les protege incluso de algunos insecticidas.
La cochinilla harinosa o lanosa debe su nombre a unas excrecencias blancas (en realidad son hilos de cera) que cubren su cuerpo. Dentro de este material, sus huevos realizan toda su fase de crecimiento. Se divide en diferentes subespecies, como la cochinilla de los cítricos (Planococcus citri) y alguna especie de Pseudococcus. Su tamaño está alrededor de los 3 milímetros. Los machos poseen alas, lo que les permite acceder con facilidad a otras plantas cercanas. Las hembras pueden poner entre 50 y 500 huevos, según la especie, para lo cual utilizan esta fibra cerosa para protegerlos. Una peculiaridad es que tras la puesta, la hembra muere.
Cuando eclosionan los huevos, las jóvenes cochinillas buscan un sitio seguro en el que succionar la savia de nuestra planta. Su supervivencia depende en gran medida de la temperatura. Si es óptima, superior a los 18ºC, pueden vivir hasta tres meses, pues se desarrollan mejor en condiciones de calor y escasas precipitaciones.
Les gusta esconderse entre los internudos de las ramas
Las cochinillas suelen esconderse entre los internudos de las ramas y, en menor medida, en la parte inferior de las hojas, en los tallos y cerca de las raíces. Para alimentarse les gusta atacar las grietas de la superficie de las hojas, con predilección por las partes más ocultas de las plantas, en las que menos incide la luz, ya que se sienten muy cómodos en ambientes con poca humedad y ventilación.
Para detectarlos es importante estar atentos a algunas señales. Una de ellas es la ligamaza o mielada, un líquido azucarado que se produce cuando succionan la savia. Esta sustancia atrae a los hongos y otros insectos, como las hormigas, por lo que si las ves cerca de tus plantas, puede ser que esté infestada de cochinillas. Otros síntomas son el amarillamiento de las hojas, la defoliación o a la pérdida de vigor en el crecimiento, como consecuencia del debilitamiento por la pérdida de savia.
Manténlas lejos con remedios naturales
Como estos insectos tienden a reproducirse más vigorosamente en áreas cálidas y sin humedad, los meses de verano son los más adecuados para su propagación. Para evitar su indeseada visita, es importante regar las plantas correctamente y mantener limpio el ambiente de cultivo. Una forma de combatir una plaga de cochinillas es lavar con agua las hojas afectadas y luego exponerlas a la luz solar directa, lo que creará un ambiente hostil para el parásito.
Otro de remedio natural más utilizados es el aceite blanco o el aceite de té. Estos líquidos se se rocían sobre las hojas de las plantas atacadas y crean una pátina delgada y repelente. Es un sistema mecánico, que no afecta al medio ambiente ni a las personas. El único inconveniente de este remedio es que no debe utilizarse en verano, porque la capa que se forma en las hojas evitaría la correcta transpiración y la muerte de la propia planta.
Un remedio siempre útil para eliminar la cochinilla es el uso de animales antagónicos para el control biológico de plagas. Los coccinélidos (Coccinellidae), también conocidos comúnmente como mariquitas, se encuentran por todo el mundo, con más de 4500 especies descritas, y son unos aliados muy efectivos. Generalmente habitan plantas donde se encuentran sus presas, pues actúan como depredadores de otros insectos y ácaros, como los pulgones o la cochinilla, tan comunes en los cultivos de marihuana.
Podemos intentar atraerlas, ya que ante su presencia, las cochinillas se mantendrán alejadas. Aunque hoy en día se pueden adquirir diferentes especies de mariquitas criadas en viveros para el control biológico de plagas. Con ellas, y en particular con la especie de mariquita de siete puntos (Coccinella septempunctata), se pueden conseguir buenos resultados; sin embargo, la mayor eficacia se obtiene cuando la mariquita aparece de forma espontánea o, incluso, en segundas generaciones. Para ello, es primordial no utilizar pesticidas que sean incompatibles con este tipo de micro fauna.
O trata de combatirlas con tratamientos convencionales
Si los remedios naturales no funcionan, también es posible usar productos a base de limoneno, el terpeno natural que se extrae del aceite de las cáscaras de los cítricos y que da el olor característico a los mismos. También existen en el mercado insecticidas específicos que pueden eliminar plagas de manera efectiva. La única recomendación es administrar las dosis correctamente y leer atentamente las instrucciones para evitar el uso inadecuado del insecticida.
En realidad, con un tratamiento adecuado, una plaga de cochinillas no debería ser una amenaza difícil de superar. Y aunque siempre es mejor prevenir que curar, existen muchas sustancias que puede utilizar para lograr tu objetivo, una vez la planta ha sido atacada.
Uno de los productos que ofrecen un mejor resultado es el aceite de neem. Se trata de uno de los pesticidas y fungicidas más usados en la cannabicultura. Además, su origen es orgánico, por lo que sus efectos negativos en la planta y el medio ambiente son mínimos. Si rocías una planta infestada una por semana, la azadiractina, uno de sus compuestos químicos, obstruirá las vías respiratorias de estos pequeños invasores. Esta sustancia se aplica mezclada con el agua de riego, mediante la pulverización o en polvo.
Otra fórmula para acabar con las cochinillas es mezclar alcohol y agua a partes iguales. Si mojar a una cochinillas parda con esta mezcla, se le resecará el caparazón y se desprenderá con total facilidad. .
Si lamentablemente alguna zona de la planta ha quedado muy dañada, la mejor opción es cortarla y deshacerte de ella. Recuerda que las plantas débiles o enfermas, suelen ser las más propensas a sufrir el ataque de esta plaga, por lo que te sugerimos que durante todo el cultivo intentes que tus plantas estén saludables desde la raíz hasta las hojas. No olvides que la prevención es siempre el mejor tratamiento.
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