Todos recordamos el caso de la niña Charlotte Fiji que cambió para siempre la industria de cannabis y su marco legal a nivel internacional. Este niña estadounidense que padece un tipo de epilepsia llamado Síndrome de Dravet, halló la forma de reducir sus ataques epilépticos gracias al CBD. La mejora de la menor fue tan significativa que los padres aseguran que en realidad, este cannabinoide le salvó la vida.
Fue a partir de entonces cuando el CBD, este compuesto de la planta del cannabis que había estado a la sombra de su primo hermano el THC, saltó a la palestra. La comunidad científica y médica se volcó en la investigación de las posibilidades terapéuticas del CBD y las evidencias desencadenaron una paulatina regularización del cannabis medicinal (y en algunos casos también recreacional), en muchos Estados y países alrededor del globo.
La cepa de cannabis que ayudó a esta niña fue llamada Charlotte's Web en honor a la menor, y tenía un contenido significativamente más alto que las variedades de marihuana de aquel momento. Aparte, sus bajos niveles de THC la convertían en una medicina menos intoxicante para la pequeña.
Ha habido mucha controversia sobre quién creó realmente esta variedad, pero la versión oficial es que fueron los famosos Stanley brothers de Colorado, quienes impulsaron unos años después la compañía CWB Holdings, con la que ahora han patentado su primera variedad Pure CBD.
Una patente que marca un antes y un después
Esta patente define la variedad bajo el nombre de CW2A, y la describe como una variedad de cáñamo que produce hasta un 6% de CBD y solamente un 0,27% de THC. Un perfil de cannabinoides que la que la convierte en apta para su producción y distribución según los parámetros de la ley federal aprobada por el Presidente Trump en diciembre del 2018 que permite la producción industrial de cáñamo a nivel federal. Según esta ley, los niveles de THC de las variedades de cáñamo deben estar por debajo del 0,3%.
Una variedad que, al parecer, los hermanos Stanley tienen la intención de utilizar para producir todos esos productos derivados del cáñamo y ricos en CBD que han inundado los supermercados de USA en el último año. Y es que, el hecho de que Trump diera luz verde a la producción del cáñamo, ha transformado por completo la industria y el mercado del cannabis en Estados Unidos.
Aquellos cannabicultores que llenaban sus jardines con variedades de marihuana para vender sus flores a los dispensarios, han invertido en grandes plantaciones de cáñamo para nutrir un mercado emergente que demanda no solamente hierba, sino derivados del CBD que van desde aceites, comestibles o champú. Se estima que tan solo en el 2018, los americanos han podido gastar hasta dos millones de dólares en productos derivados del CBD. Un mercado que se calcula que crecerá hasta los 16 millones para el 2025.
Las posibilidades son infinitas y la fiebre del cáñamo crece a un ritmo vertiginoso en un nuevo contexto en el que tener la primera patente puede ser una ventaja significativa. Sin embargo, hay que destacar que hace años ya que algunos bancos de semillas han creado variedades Pure CBD que superan con creces los niveles de CBD de Charlotte's Web, llegando incluso al 14% de CBD con menos de un 0,5% de THC.
¿En qué consiste esta patente?
La patente que ha recibido CWB Holdings por su cultivar, concierne a la planta únicamente, no tiene una utilidad más amplia, lo que significa que solamente protege contra el uso de clones del mismo cultivar por parte de la competencia. Aún así, es un paso de gigante por ser la primera de una planta de cáñamo. De todos modos, cabe la posibilidad de que se estén haciendo ya trámites para patentes sobre semillas, aunque por el momento no han salido a la luz pública.
Esto podría significar un punto de inflexión para la emergente industria del cannabis Pure CBD, pues las grandes plantaciones de cáñamo se harán a partir de semillas en principio, ya que es mucho más práctico que hacerlo con clones.
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