Desde hace años consumimos más de lo que el planeta genera, por lo que vivimos gracias a sus reservas. Sin embargo, su fin puede estar cerca, y adaptarse a un nuevo entorno medioambiental necesita de una agricultura más sostenible que garantiza un mejor uso de los recursos. Dentro de la industria cannábica, esto significa desde organizar mejor los cultivos o apostar por energías renovables hasta utilizar una logística más respetuosa con el medioambiente.
Ante la decadencia de nuestro medioambiente, la agricultura sostenible se ha convertido en casi una necesidad. Se trata de aquella que hace un uso responsable de los recursos y mejora la calidad ambiental, sin olvidarnos de la seguridad de los seres humanos. Sin duda, una alternativa a la que no podemos dar la espalda y en la que es clave aunar esfuerzos. Y, en todo ello, la industria de la marihuana tiene una gran oportunidad para contribuir al cambio. El sector cannábico se ha disparado en los últimos años. En Estados Unidos se extiende la ola de legalizaciones y los números no paran de crecer. En 2017 se contabilizaron ventas de casi 9000 millones de dólares (unos 7743 millones de euros). Una cifra que está previsto que en 2018 aumente a 11.000 millones de dólares (casi 9500 millones de euros) y en 2021 hasta 21.000 millones de dólares (unos 18.000 millones de euros). Ante tal crecimiento, la repercusión en el entorno es más que evidente, por lo que comprometerse con la agricultura sostenible será fundamental para reducir el impacto medioambiental de la actividad cannábica. ¿Cómo conseguirlo? Te contamos cinco cuestiones que debe tener en cuenta la industria de la marihuana para cultivar de manera sostenible, desde que comienza el cultivo hasta que se entrega el producto al cliente.
1- Planificar el lugar del cultivo
Por lo general, el cannabis puede crecer en cultivos interiores. Sin embargo, la creciente legalización está haciendo que cada vez sean mayores los cultivos al aire libre. Sin duda, esto ya lo convierte en cultivos más sostenibles, al aprovechar el ciclo de luz natural para su crecimiento y no depender de otras fuentes artificiales que, en la mayoría de los casos, provocan agotamiento de los recursos. Sin embargo, estos cultivos al aire libre no siempre se hacen de la mejor forma.
En este sentido, muchos se sitúan en zonas apartadas y de difícil acceso buscando la mayor discreción. Algo que puede llegar a comprometer al lugar. Por ejemplo, elegir pendientes puede provocar erosiones y deslizamientos innecesarios en el suelo o afectar en la deforestación. Con el uso del agua en cultivos exteriores y interiores también podemos evitar problemas. Algunos investigadores estadounidenses han llamado la atención sobre su repercusión para determinadas especies. Es el caso del salmón chinook o la trucha arcoiris, a los cuales la falta de agua, al igual que el uso excesivo de pesticidas, les podría dañar. Algunos estados norteamericanos ya han tomado medidas. Por ejemplo, en California está limitado el cultivo al aire libre a 4043 metros cuadrados por parcela. Así, planificar este en zonas que no dañen drásticamente el entorno contribuirá a ser sostenible. Además, sea cual sea el tipo de cultivo, elegir siempre los materiales más duraderos y versátiles es otra medida por la sostenibilidad.
2- No desperdiciar el agua
Está claro que el agua es un bien preciado y, como tal, el cannabis también precisa de ella para su crecimiento. Se calcula que cada planta consume hasta 23 litros de agua por día. Por ejemplo, en el estado de California, donde reina el sol y la sequía durante casi todo el año, las granjas se encuentran en torno a las cuencas hidrográficas.
De este modo, las cuatro principales cuencas estadounidenses aportan agua a entre 23.000 y 32.000 plantas de marihuana, lo cual hace que se agoten entre 529.000 y 736.000 litros por día. Para que el consumo no sea tan excesivo no solo se ha limitado a través de la ley, sino que también se ha obligado a construir sistemas de almacenamiento para recoger el agua durante los meses de invierno y reutilizarlo en épocas de necesidad. Además, los expertos recomiendan que para ser sostenible es mucho mejor cultivar en tierra que en hidroponía. Incluso han surgido nuevas formas de cultivo como la aeroponía. A través de ella se puede cultivar marihuana en un entorno aéreo y húmedo. Esto se consigue gracias a un sistema de nebulización, para el que se necesita mucha menos agua que en los métodos tradicionales. La aeroponía requiere un 95 % menos de agua que la agricultura al aire libre y un 40 % menos que la hidroponía en interior. Además, algunos expertos aseguran que el uso de la aeroponía produce hasta un 300 % más de marihuana que los cultivos tradicionales.
3- Reducir el uso de combustibles fósiles
La contaminación por la quema de los combustibles fósiles es uno de los grandes problemas de nuestro medioambiente y, por desgracia, el cultivo de cannabis también contribuye a ello. Por ejemplo, la mayor parte de la electricidad que alimenta a los cultivos interiores de Denver (en Colorado, donde la marihuana es legal desde 2012) proviene en su totalidad del carbón. Así, el cultivo en este estado requiere más energía por metro cuadrado que cualquier otra empresa en el lugar y contamina mucho más. Ante ello, la alternativa sostenible está en las energías renovables. Generar electricidad gracias a paneles solares o a molinos de viento es una opción más que necesaria para estos entornos productores. Además, ayudaría usar productos y materiales reciclados o, en el peor de los casos, fácilmente reciclables.
4- Elegir la tecnología más avanzada
Aunque no sea la mejor opción para cultivos sostenibles, los interiores se convierte en la única alternativa en entornos con climas hostiles. En estos casos, la luz es un factor fundamental para generar cuanta más producción mejor, pero su uso excesivo puede perjudicar al medioambiente. Esto también ocurre si usamos mucho otros aparatos, como extractores o ventiladores. En este sentido, para mantenerse rentables y respetuosos con el entorno, debemos aprovecharnos de última tecnología. Además de utilizar energías renovables, también será necesario contar con los equipos más avanzados, para que su eficacia sea la máxima. Aunque muchos agricultores siguen usando las viejas luces de sodio de alta presión (HPS) con alto consumo, estar al tanto de los recientes sistemas LED o LEC será contribuir a entornos más sostenibles.
5- Pensar en un transporte sin humos
Ser sostenible en la industria cannábica no solo conlleva pensar en el cultivo, sino que el proceso de producción acaba con el transporte y la entrega. Un consumidor no podrá disfrutar de su marihuana hasta que no llegue a sus manos, así que en la sostenibilidad entran en juego varios factores. Sin duda, el producto debe entregarse en las mejores condiciones, pero también debe hacerlo sin dejar una excesiva huella de carbono. La mejor solución será apostar por vehículos energéticamente eficientes. Estos van desde bicicletas hasta furgonetas eléctricas o propulsados por gas natural para hacer el reparto. Así, no solo llegará en el tiempo que el cliente necesite, sino que lo hará sin que el medio ambiente lo note en exceso.
Al final, todo esto podría ser mucho más fácil gracias a la legalización. Adoptar medidas sostenibles como cultivar al aire libre aprovechando más la luz del sol o distribuir paquetes de cannabis en bicicleta solo estarán más cerca si la marihuana deja de ser vista como una planta que hace más daño que beneficio.
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